Con motivo del SEMINARIO DE LO DEMOCRÁTICO que tuvo lugar ayer, centrándose en la cuestión de la praxis política, y cuyo invitado de honor ha sido el político Juan Manuel Urtubey*, he recuperado un artículo que escribí hace algo más de cinco años, ya que los sortilegios del mundo parecen empeñados en volver recurrentemente a las cuestiones no resueltas. Os invito a continuación a leerlo y a ver el vídeo de la sesión.
*https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Manuel_Urtubey
Considerando que la ética no parece tener cabida en el juego político, se ha intentado perfilar con más precisión de qué se ocupa estrictamente la ética y de qué la política. Con este objetivo se ha llegado a establecer que la ética es la reflexión sobre las decisiones y la política sobre las acciones.
Personalmente discrepo, por una sencilla razón: lo que sea la política de hecho, no puede servirnos de referente sobre lo que debe ser, ya que sabemos que es, usando un tono lingüístico admisible, una desvergüenza. Por otro lado, sería absurdo reflexionar sobre la toma de decisiones si esta no revierte en una acción, en consecuencia la reflexión ética nos orienta sobre cómo optar por la acción que debemos realizar y efectivamente realizarla; si no lo hiciéramos, la decisión sería un vano y huero ejercicio.
De la misma forma la acción política debe ir precedida de una decisión tomada en función de algún criterio. Aquí puede residir el quid de la cuestión en política, es decir, en función de qué se toman las decisiones. Las acciones no serán más que la manifestación del guion que obedezca el gobierno de turno, pero lo importante es quién escribe ese guion; si surge de una reflexión crítica atendiendo al interés general, o cómo en cualquier caso se configura, de hecho, el argumento que sustentará toda acción política.
En este sentido, la ética debe estar presente en las decisiones políticas en cuanto sirve de referencia para tomar las decisiones teniendo como referente el bien de una sociedad compleja. Esa debe ser la finalidad, no el servicio a los que poseen las grandes cantidades de capital.
Que de hecho ética y política estén disociadas porque es conveniente para la eficacia del capitalismo liberal, no implica que debamos aceptarlo y constatarlo como si en realidad hubiera sido hasta ahora un error de percepción conceptual. También, hay de hecho racismo y no por ello lo admitimos como una realidad que se nos había pasado por alto -la superioridad de alguna raza sobre otra-
La política, sin un barniz ético, se convierte en un mercado donde vence el mejor postor. Como ocurre en la actualidad, pero tal vez eso no sea más que politiqueo barrio bajero, aunque sea el tipo de acuerdos que gobiernan el mundo. ¿Alguien diría que el mundo funciona bien? ¿No será resultado de ese sucedáneo de política?
Febrero de 2017
Comme quoi si la salade garde sur les étals une certaine ressemblance avec le légume son absence totale de goût et de réelles qualités nutritives démontrent que c’est bien de la salade mais pas du légume…
Alain
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Me hace mucho sentido. Resuena con el momento político que estamos viviendo en Chile, en algunas dimensiones, como el aparente descontrol que existe desde el gobierno hacia las fuerzas armadas y del orden. O, si soy lapidario, con la alianza del gobierno que se pintó de izquierda con las mismas fuerzas represoras. Uno de los problemas es el actuar del gobierno sin transparentar las decisiones que se están tomando, o que se intentan tomar y no se pueden ejecutar. En fin, que decisión y acción se aparecen disociadas.
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