Esta semana que viene, entramos en la última para perfilar los detalles de un Congreso de Filosofía sobre la Pobreza en L’Hospitalet, que desconocemos hacia dónde nos llevará. Entre los participantes, y los que por dificultades económicas no podrán estar presentes, somos bastantes los que nos sentimos urgidos por la gravedad del problema; por ello, intentaremos desgranar los mecanismos que conducen a esa situación de emergencia humanitaria, y, además constatar si tenemos la lucidez suficiente, para elevar propuestas que mitiguen esa sangría.
Debemos ser conscientes de que el problema no requiere “parches”, aunque sean necesarios coyunturalmente para aliviar el hambre. Nuestras propuestas de cambio implicarán, necesariamente, modificaciones en la forma de vida de todos[1] pero, especialmente, de las élites multimillonarias que para el bien común deberían dejar de acumular, a menudo, fortunas que superan el PIB de un país. Pueden ser, en este sentido, cambios estructurales que, por sus implicaciones, hay muchas posibilidades de que sean ignorados.
¿Qué hacer entonces? Hace años que insisto, reiteradamente, en que la micro-colectivización de los problemas -es decir, agruparse socialmente para reivindicar un problema particular- solo beneficia al neocapitalismo, ya que como vemos la máxima de “divide y vencerás” funciona. Esta última semana en España han tenido lugar huelgas de distintos sectores simultáneamente: personal sanitario, educación, autobuses,…Si nos paramos a analizar las demandas de cada sector, nos apercibimos de que confluyen en la mejora de las condiciones de trabajo y de salarios dignos -aquí habría mucho que analizar, pero hago referencia a que quien trabaje no sea pobre, y quienes asumen muchas horas de trabajo que comprometen sus vidas privadas y tienen la responsabilidad de otras vidas, vean reconocidos sus esfuerzos de años de formación y de dedicación,…- Hay otro sectores que no se han movilizado por impotencia, tal vez, que se hallan en peores condiciones que los huelguistas. ¿Sería tan difícil aunar el poder que poseemos los ciudadanos y paralizar el funcionamiento del Estado, para que se tomen en serio las situaciones desesperadas que padecen muchos de ellos? Huelgas intermitentes distanciadas en semanas solo perjudican al resto de ciudadanos, pero una huelga general indefinida en la que se congele el proceso productivo y de servicios ¿cuántos días lo soporta un Estado? Esta estrategia conjunta de presión obligaría a la revisión de todos los convenios de trabajo e incluso a introducir mejoras en la legislación laboral que, posteriormente, tendrá sus frutos positivos en la motivación, la dedicación y la calidad del trabajo que cada uno hace.
¿Por qué luchar cada uno por su lado, si lo que no conviene a un colectivo, al final, nos conviene a toda la ciudadanía? Luchar conjuntamente, codo con codo, por las demandas razonables de toda la sociedad sería mucho más eficaz que la atomización de quejas que el capitalismo competitivo y de consumo ha conseguido provocar, haciéndonos creer que las mejoras de unos perjudican a los otros, y poniendo a la población en contra del personal sanitario al no entender de qué se quejan si los centros de atención primaria están vacíos, por poner un ejemplo. Es preciso que cada colectivo sea totalmente transparente con sus conciudadanos para que la comprensión de la situación indeseable de un colectivo sea una causa común, sobre todo cuando su situación acaba repercutiendo perniciosamente en todos. Escucharnos los unos a los otros es crucial, ya que solo así tendremos conocimiento directo de la situación en la que trabajan los demás, y podremos hacer del trabajo, la vivienda y otras cuestiones fundamentales una causa común. Y lo que es pernicioso para el bien común se combate con huelgas generales que hagan temblar los cimientos.
Lo expuesto, que no es más que una idea, y por lo tanto puede haber otros medios para cambiar suficientemente lo que no funciona, debe surgir bajo la forma de una acción colectiva, que sea el fruto de un análisis riguroso, sin prejuicios y argumentado que se plantee a las instituciones político-económicas. Sin embargo, como estas pueden dejar pasar el tiempo sin intervenir de ninguna manera, deberemos ser claros, tras una indagación conjunta filosófica en:
- Cuáles son la diversidad de aristas de la pobreza.
- Si hay problemas particulares, o son los mismos revestidos de lenguajes propios que los muestran como distintos, para evitar la unión de los diversos grupúsculos.
- Si de la identificación de quiénes, y de qué manera manejan los hilos y las madejas, deben aflorar compromisos prácticos que sirvan para concienciar a los ciudadanos de que la consecución de condiciones de vida dignas o las conseguimos todos, o solo las mantendrán como monopolio una minoría.
Esta es una reflexión personal, y somos muchos los implicados de una forma u otra en el Congreso del Club Mundial de Filosofía, por lo que confío en que las distintas perspectivas nos conduzcan a conclusiones más lúcidas y consecuencias de acción o no, más eficaces. Aunque recordemos que queramos o no, siempre actuamos, por efectividad o por omisión, porque lo que hagamos o dejemos de hacer tendrá su correlato en nuestras formas diversas de existencia.
[1] ¿Necesitamos microondas, lavavajillas, tantos ordenadores y móviles, tanta ropa, o estamos dispuestos a renunciar a comodidades para que otros puedan comer? En la respuesta que nos demos a nosotros mismos mediremos el grado de convicción y compromiso respecto de la lacra de la pobreza.
Muy bueno el texto sobre los temas a tratar pero ni una palabra sobre la corrupción cuando es uno de los principales factores que genera pobreza en el mundo, sugiero que le den el espacio que merece. Mucha suerte.
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Reblogueó esto en Andando tras tu encuentro…y comentado:
Tan cierto como aleccionador….cuando abriremos los ojos para observar a nuestro alrededor. Nuevamente gracias Ana de Lacalle; por sus contenidos. Un cálido saludo.
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Recomiendo ver la página de CIIRBUDI…
Propuestaparaterminarconlapobreza.com en ella se expone en detalle cómo se puede financiar que el estado de a todas las personas un ingreso ciudadano complementario a los ingresos que ya tiene cada uno, de esa forma se terminaría con la pibreza. Se demuestra como se puede hacer sin aumentar los impuestos y sin generar inflación, lo cual hace que está propuesta tenga el apoyo de todos, a todos beneficiaria economicamente, a los pobres y a las empresas, lo cual la hace factible políticamente.
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