La necesidad no se agota en la demanda.

2 comentarios

Ayer, escuché a un psicoanalista que, entre otras cuestiones, hablaba sobre la conexión entre la necesidad y la demanda. Con un trasfondo que combinaba las aportaciones de Freud y Lacan – ¡No temáis! no es necesario conocer sus teorías para seguir esta reflexión-, explicaba que la necesidad surge del sujeto desamparado, inerme que necesita del otro para satisfacer esas necesidades, sin embargo, la demanda es la interpretación, mediante el lenguaje, que el otro hace de la necesitad ajena. Estoy haciendo una extrapolación de lo que, de facto, dijo el psicoanalista, con el propósito de llevar a buen puerto esta reflexión.  Así pues, la demanda no puede simbolizar la necesidad plenamente, ya que hay algo que siempre se escapa a la posibilidad del decir. Esa necesidad no contenida en la interpretación del otro sería el deseo, que fuerza a su satisfacción.

Partiendo de lo expuesto, nos hallamos en una posición de insatisfacción permanente que ni tan solo somos nosotros mismos capaces de expresar, de darle forma lingüística, y la dejamos atrás sin que ella se deje posicionar en el pasado. La necesidad nos desborda y la insatisfacción del deseo es fuente de frustración continua. ¡Pero! Ahí llega el proveedor capitalista que mediante cosas nos distrae con objetos de consumo que nos llevan a creer, al menos por un lapso breve, que hemos satisfecho ese deseo o residuo de la necesidad básica que no somos capaces de decir, ni por tanto de conocer o identificar. Así, parece que nuestro funcionamiento psíquico se entrega con gusto a la vorágine consumista porque genera la sensación de satisfacernos, aunque en última instancia no sea así.

Si, además extrapolamos esto a las relaciones entre humanos, constatamos la complejidad de estas, aunque solo sea porque la necesidad básica de cada individuo, cuando es aprehendida por otro se transforma en una estructura lingüística que, nunca llega del todo a representarla. Es algo así como si no fuésemos del todo comprendidos o escuchados; y esto es bidireccional, de uno al otro, y del otro al uno. La distancia que surge separa y dificulta los vínculos, pero esto no es algo negativo si consideramos que ese margen desconocido de cada uno que no puede ser homogeneizado, dicho y encapsulado, nos hace únicos, imprevisibles y, de alguna manera, libres. El sujeto que por excelencia simboliza las necesidades y las transforma en demandas es la sociedad, el entorno político-cultural y económico, haciéndonos creer que en la existencia hay recetas que sirven para todos. En este implícito se basan la mayoría de las estrategias de autoayuda, coaching y gurús de la felicidad.

De aquí que, si tomamos consciencia de ello, podemos apercibirnos de que nuestra insatisfacción, aunque compartida con peculiaridades únicas, es propia de la condición del humano y que solo cada uno puede dar respuesta a este sin sentido en que se convierte el desear fracasado. La existencia es una lucha constante por hallar una cierta armonía entre la frustración inevitable y el goce, que transforman esa existencia en vida.

“la demanda es aquello que “pasa” desde la necesidad, por medio de un significante dirigido al Otro”. Lacan.

Seminario V, Clase 5, pg. 90. Las formaciones del inconsciente. Paidós editorial.

Plural: 2 comentarios en “La necesidad no se agota en la demanda.”

Deja un comentario