Sumamos años, cuando la adición es de ciclos reiterados que nos remiten al eterno retorno de lo mismo y único sustancialmente: la vida centrifugándose a fuerza de llanto y alegría. Al término del sumatorio cada cual con su cosecha, y todos en el lugar común de la mortalidad.
Etiqueta: Muerte
“Los niños envueltos en sangre y rotos de dolor parecen ser el último baluarte de nuestra conciencia, después solo nos queda ser monstruos” se dice mirando el plasma desde su sofá. Lástima para tanto infante desmembrado que ya no le queda nada, tan solo cuando muera chivarse a Dios, como amenazó hace un tiempo aquel
El duelo, esa aflicción y sufrimiento que sustituye la pérdida, tiene su necesidad de ser y su tiempo. Quizás, cuando podamos nutrirnos de la vida y sentir que está presente ahí, la persona amada, dejaremos de hundirnos en la culpa para volver a vivir. Siempre estamos en deuda con los demás y ésta urde celadas
Ese instante que distancia la vida de la muerte –del que tal vez da cuenta la medicina- se torna inconcebible emocionalmente cuando de forma abrupta oímos: ”Ya está,…” ¿El qué está? ¿Qué tenía que estar? Será en cualquier caso que ya no está la persona amada ¿Cómo saben que no está? Así, en un punto
El vidrio de los ojos que lagrimean, junto a ese sentir hondo acompañado de un cántico poético, evocan a quien vivió en las profundidades y en ellas se queda, honrándonos con el arte arraigado a la existencia a través de poemas musitados. La dádiva: lo mejor de sí mismo. Gracias Leonard Cohen.
El frío tensaba los músculos involuntariamente, y ese gesto que tú no podías hacer volvía a invadirme de ti. Me sentía un ser envuelto en una nebulosa esponjosa, triste y nostálgica que era zarandeada hasta desproveerla del rastro doloso y exigirle casi una sonrisa de halago. Sí, aunque solo fuera por el privilegio de sentirse
¿Oyes Jano el parloteo de esa multitud que siempre te ha seguido en tu batalla? Con solo hacer un guiño, de esos seductores que te caracterizan, muchos acuden a apoyar esa lucha para salvar vidas, las otras bien lo sabes. Ayer y hoy, tu guiño nos ha convocado para comunicarnos que vas a disfrutar de
Aquellos que ya no están dejaron un rastro en nosotros, que como tal no puede ser acogido o rechazado a voluntad. Han hollado, de hecho, su sustancia en nuestros gestos y con ellos rememoramos su ausencia, que se torna presencia acaso dañina o no. Así, la muerte no finiquita a los individuos tan bruscamente como
La muerte es la compañera fiel que, en nuestra soledad, transita siempre a nuestro lado. De tal manera que la fusión de ambos puede precipitarse sin aviso, ni preaviso. No obstante, lejos del pavor que esto podría producirnos, esa sombra invisible desliza su penumbra para protegernos de lo peor. La sentimos, a veces, intermitente y
Acudir al Tanatorio como forma de despedida a quien realizó su último gesto humano que fue morir, con la consciencia de que era morir lo que hacía, es una acto social necesario tal vez para los que amaron al difunto y un postureo hipócrita para los que se presentan por mera formalidad. Los días que