Ambición perversa

No hay comentarios

Pactamos con el mismísimo diablo, forzando un trueque malévolo, ávidos de lograr un hito que se desmiembra y pierde su valor en ese proceso perverso que nos acerca a su consecución.  Así, restamos desprovistos de propósito y de valor, porque nada que se conquista mezquinamente es digno de admiración.  Olvidamos que lo bueno querido, nunca puede ser deslindado del trazado recorrido para aproximarnos a ese horizonte, que se desdibuja en cada gesto insidioso desprendido de nuestra codicia.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s