Cuando el gesto de rebeldía es inocuo para el sistema, ¿existe la posibilidad de un gesto absoluto? Entendiendo como tal, no el abandono existencial de la estructura que oprime –de qué sirve-, sino un punto de inflexión que tambalee los cimientos de esa anti-sociedad. Intuyo que todo gesto es un grito individual, rematadamente vano.