Desértica y deshabitada psique anegada de ausencia, plagada de muérdagos que insuflan el hálito residual que la sostiene, protegiéndose con sus púas de todo conato ajeno de arrimo, se aloja en el orco de los muertos vivientes. Rigurosamente, exenta de cuanto podría reparar su destierro, se ha aliado con la nada, condenándose a ser una masa amorfa e inerte.
Psique
Publicado por Ana de Lacalle
Escritora alacallefilosofiadelreconocimiento.com Ver todas las entradas de Ana de Lacalle