Culpa y venganza: epidemias literarias (Camus y Roth)

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Un día gris y lluvioso; otro más. Son tiempos convulsos sumergidos en las tinieblas que opacan cualquier posibilidad de ver más allá. Ante semejante infortunio las reacciones en las que se resguarda cada sujeto son diversas.

Algunos, los repudiados, no tienen más alternativa que rastrear los subterfugios que las condiciones de su existencia les conceden, aunque no legitiman, para sobrevivir.

Otros se embebecen, aguardando que transcurra lo que conciben como un intervalo finito. Pasivamente se recluyen, evitando con obsesión el contacto social.

También los hay que se revuelven en un ciclón de rebeldía ante lo que presienten no es nítido, ni claro, ni transparente. No osan romper las imposiciones preventivas, pero las cuestionan; las someten a un escrutinio que los desampara en un túnel sin salida.

Prosiguiendo con esta improvisada taxonomía, nos encontramos con aquellos que viven como si no pasara nada. Al menos esa apariencia da, teniendo en cuenta que a todos nos ha afectado esta pandemia de una forma u otra. Quizás sean los que no se resignan a aceptar los hechos; y no por criticismo, rebeldía u otra reacción opositora, sino porque se sienten impotentes y resuelven que la ignorancia es el mejor antídoto.

Este zoo que configuramos entre todos está, entre otros factores, condicionado por las fases de desescalada -soy prudente en el uso de la nueva terminología que no es arbitraria, si no agudamente rebuscada- y la nueva normalidad. Desconozco cómo y quién ha dado origen a esta nomenclatura intencionada, pero debo reconocer que la última expresión que describe el final del estado de alerta me remite jocosamente a una distopía de ciencia ficción. Bien, chusca eventualmente porque mi percepción habitual vierte indignación en este espacio ocupado y desértico de las personas que éramos.

Durante esta última época, se ha mencionado la obra de Albert Camus, La peste, que estoy releyendo -como muchos- por haberse oxidado en mi mente. Cierto que hay pasajes curiosos, leídos hoy:

“(…) Nuestros conciudadanos, a este respecto, eran como todo el mundo; pensaban en ellos mismos; dicho de otro modo, eran humanidad: no creían en las plagas. La plaga no está hecha a la medida del hombre, por lo tanto, el hombre se dice que la plaga es irreal, es un mal sueño que tiene que pasar. Pero no siempre pasa, y de mal sueño en mal sueño son los hombres los que pasan, y los humanistas en primer lugar, porque no han tomado precauciones. Nuestros conciudadanos no eran más culpables que otros, se olvidaban de ser modestos, eso es todo, y pensaban que todavía todo era posible para ellos, lo cual daba por supuesto que las plagas eran imposibles. Continuaban haciendo negocios, planeando viajes y teniendo opiniones ¿Cómo hubieran podido pensar en la peste, que suprime el porvenir, los desplazamientos y las discusiones? Se creían libres y nadie será libre mientras haya plagas”

Albert Camus, La peste. Traducción cedida por Rosa Chacel al diario Público. 2010.

Aunque la enjundia interpretativa es muy densa en este fragmento, me limito a destacar los aspectos que afectan a la cuestión que estamos desarrollando. Así, señalo esa actitud de cierta arrogancia de los ciudadanos que, por ser humanidad, se consideraban casi inmunes a este tipo de catástrofes, como si las plagas afectasen a los otros seres vivos, pero nunca a una especie única como la nuestra. Esta constatación se asemeja a la percepción que teníamos hoy, los occidentales o aquellos países desarrollados científica y tecnológicamente, de que algo así, una pandemia como el covid19 no era posible; sobre todo por nuestro poderío y control del planeta. Aunque no podamos luchar contra fenómenos naturales como terremotos, tsunamis o huracanes, por ejemplo, nos parecía inconcebible que un virus fuese a poner “patas arriba” a unas sociedades tan sofisticadas.

Y, lo que considero más sustancial, la afirmación de Camus de que” Se creían libres y nadie será libre mientras haya plagas”. Es decir, ni una pandemia vírica nos deja ser libres, ni otras plagas en las que nos hallamos sumergidos y que no somos capaces de atisbar ¿No son ciertas formas de vida plagas que merman nuestra libertad, en cuanto imposibilitan la igualdad de oportunidades? ¿No es el sistema capitalista, con sus exigencias de hiperproducción y consumo, una pandemia que nos ataja la existencia y nos impone un camino único por el que transitar? Hay aquí un sentido alegórico con toda su carga significativa hoy para nosotros, como la había para Camus cuando se interpreta la novela como una alegoría de la ocupación nazi de Europa y de las consecuencias que tuvo para la condición humana. Que, personalmente, y con una perspectiva obviamente privilegiada respecto a Camus, cuestionaría si nos atenemos a los acontecimientos históricos posteriores, que han demostrado que los genocidios se siguen produciendo, a veces de manera explícita y otras con una habilidad sibilina que nos ciega.

En cualquier caso, la novela tiene una vigencia espeluznante, y, en este sentido, quería recuperar otra novela a la que aludía Laura Urcelay en un artículo de su blog[1], y que había pasado en mi mente a ese cúmulo de olvidos. Urcelay reseña el libro de Philip Roth “Némesis” como una resonancia de la pandemia actual -en el caso de la obra de Roth- de polio, incluyendo citas que serían absolutamente trasferibles al presente. Al igual que intenta con su artículo Laura, recomiendo fervientemente su lectura.

Y es que en esta breve novela de Roth -al igual que en la de Camus- hay más. En este caso una tensión angustiante entre la culpa y la venganza/castigo, un binomio persecutorio que podríamos escuchar nosotros también si nos adentráramos -porque fuera posible- en los vericuetos del origen y el posible uso, voluntario o accidental, del virus.

Somos reos de azotes virulentos que sacuden las culturas humanas -si es que puede, sin faltar a lo histórico, hablarse así- y nos condenan a reconocer  nuestra culpa en esta tragedia que se manifiesta como peste, polio o coronavirus, y que debemos interpretar con esa carga simbólica que cualquier pandemia o epidemia nos conmina a escudriñar por la responsabilidad que nos corresponde.

[1] https://lauraurcelay.wordpress.com/2020/06/16/nemesis-una-epidemia-que-resuena/

PD: Hubiese deseado disponer del ejemplar de Roth pero, los azares de la vida, me lo han arrebatado. Mi idea, que sugiero e invito a quien lo desee, era comparar pasajes de la obra de Camus y Roth. Creo que hubiese sido muy revelador.

 

 

Plural: 5 comentarios en “Culpa y venganza: epidemias literarias (Camus y Roth)”

  1. Gracias, un placer!!!! Aunque me he quedado con las ganas de un análisis más exhaustivo porque no encuentro mi ejemplar de Roth. Creo que entrecruzar párrafos de ambas obras tan distantes en el tiempo puede ser muy sugerente….si te has leído La peste, bueno o la tines fresca, yo me la estaba releyendo…te cedo el honor!!!!!

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