VÍDEO DE LA II JORNADA DEL SIMPOSIO DE FILOSOFIA: ¿PODEMOS PENSAR MÁS ALLÁ DE LA DEMOCRACIA?

7 comentarios

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  1. Hola. Siempre he recibido por tu parte respeto, y creo que ha sido mútuo aunque, por supuesto, podamos disentir en ocasiones. A mí el contenido del primer ponente, que no fue Francisco uno que hizo una introducción, si no un señor mayor, me pareció muy buena por la capacidad de sintetizar en diez minutos un tema tan complejo, y porque en la mayor parte de lo que decía coincidía, excepto si no recuerdo mal en un alegato final a tender al absoluto, a Dios,…algo así creo recordar. Lo que no me gustó fue su actitud en relación a los demás. Está claro que es una persona muy hecha ya y por lo que me dijeron lleva casi un centenar de publicaciones a sus espaldas. No obstante, menos su intervención no creo que las otras valieran la pena -la mía obviamente no soy yo quien debe valorarla- Así que tampoco te perdiste gran cosa…excepto el primer ponente que no sé si llegaste a escucharlo o lo confundiste con uno de los organizadores que hizo una introducción muy floja. El que creo que vale la pena a pesar de su tono es fijarse en el contenido del Dr. , no recuerdo el nombre, pero vaya fue el primer ponente de hecho. Gracias, como siempre por tu atención.

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    1. Me refiero al señor Gustavo Flores. Te he escuchado, y partiendo de la base que estoy en las antípodas de la tendencia en la base de lo que se defiende en la «mesa redonda», reconozco que has hecho una exposición seria y bien esquematizada. Pero, repito, la exposición del señor Flores es el vivo ejemplo de argumentar a posteriori de las conclusiones, esto es: primero concluyo y luego encajo el argumento para que encaje en la conclusión. Y apelando a unos clichés y lugares comunes que a día de hoy me resultan intelectualmente infantiles.

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  2. Ah bien, pensé que habías confundido la intervención. A mí no me pareció como a ti. Me resultó increible la capacidad de síntesis que demostró en diez minutos de los que disponíamos para hablar de un enunciado tan complejo. No obstante, valoro tu percepción porque de eso se trata. Yo puedo discrepar en algún aspecto del pensamiento de Flores Quelopana, pero tengo que reconocer que la amplitud de su saber, que expuesto en diez minutos te da poco para argumentar, me dejo sorprendida y, además la manera sintética en la que fue capaz de exponerlo. Agradezco tu opinión porque de la divergencia debemos replantearnos cuestiones y aprender. Gracias GallegoRey!!!!

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    1. Respeto tu opinión, pero lo que ese señor dice es propio de charlatanes:

      «Sí es posible ir más allá de la Democracia, y el primero es demostrarlo ha sido el capitalismo, en su etapa de neoliberalismo global, contra los intereses populares y ahondando en el antagonismo entre representatividad y participación democrática desmontó el capitalismo de bienestar, desmanteló las clases medias, concentró la riqueza en la elite mundial e instauró un totalitarismo intrademocrático de las megas corporaciones transnacionales privadas…»

      Esto es una soberana estupidez que no se sostiene y que ni él mismo sabe qué dice. Y el resto de la intervención es pura fantasía. Mezcla conceptos; hable de una cosa y su contraria sin separar la paja del trigo y, en general, suelta una cháchara inconexa. Dicho directamente: es un tardo marxista buscando la razón de ser de los ángulos de un círculo. Lo que te he leído y escuchado a ti es más elevado que lo que dice este señor. Repito, tu intervención se sujeta en un sistema, está esquematizada y se sabe a dónde quiere llegar. Lo de este caballero es filosóficamente hablando un diálogo de cantinflas, lo cual si se desarrollase en un contexto humorístico tendría un valor inmenso, pero en el contexto de esta conferencia es la demostración de que vale la pena permanecer callado y generar la duda que hablar y disiparla. Y, por último, creo que este tipo de personas son un cáncer en el mundo académico.

      «Intereses populares…» Esto solo lo puede decir en serio alguien en una barra de bar después de haberse calzado litro y medio de cazalla. Y me apena que aún no se haya superado esta ruindad intelectual. Curiosamente, ayer compartía un artículo en mi web donde, a razón de la crítica literaria se dice lo siguiente, que bien se puede aplicar a este señor:

      «La estrategia más frecuente entre los intelectuales colaboracionistas consiste hoy en un mecanismo de defensa que Zizek, tras las huellas de Lacan, ha llamado “atenuación”. Se explica muy sencillamente: la atenuación se basa en constatar un hecho de la realidad, y acto seguido disociar esta misma constatación de cualquier posible consecuencia en el plano de la conducta práctica. Su fórmula sería: “Sé perfectamente que esto es así… (pero me sigo comportando del mismo modo que si no lo supiera en absoluto)”. Ni que decir tiene que no hay que apresurarse a asimilar la atenuación a las prolijas justificaciones del cobarde o al intrincado fariseísmo del trepa. La atenuación no se sitúa exactamente en el plano de la labilidad moral. Su dimensión propia es aún más profunda, pues con ella, con el acto de disociación que la funda —y en el que se evaden la culpa subjetiva y el displacer de la contradicción—, es el propio sujeto lo que resulta disociado, son en realidad áreas enteras de percepción y sensibilidad las que terminan secuestradas, devastadas, por esta forma tan contemporánea de la conciencia sierva.
      Es la atenuación la que hace posible que en los últimos tiempos estemos escuchando a los escritores “de éxito” hablar contra la mercantilización de la literatura, o viendo cómo algunos escritores que se reclaman “de izquierdas” firman contratos —sin que se les mueva un músculo de la cara— con los más reputados “padrinos” del medio, o con las más voraces y destructoras multinacionales de la edición. Por efecto de la atenuación, la necesidad de ser consecuente se olvida, se forcluye; un corte, un hiato se desliza entre mi saber, por una parte, y mi coherencia y mi responsabilidad como sujeto por otra… con lo que quedo convertido —irremisiblemente— en rehén del Amo que desea por mí, en objeto entregado al deseo del Otro. Los traidores, los lacayos, los vendidos de siempre, son figuras casi entrañables puestos al lado de esta nueva inconsecuencia abismal, de esta denegación de todo efecto vinculado a lo Simbólico, de esta anulación/extinción de sí que tiene un pie hundido en el cinismo, y el otro pie en las puertas de la psicosis.»

      Y es que si hay algo que la historia nos muestra evidente de los últimos 40 años, es que desde el mundo académico los que más han trepado han sido los que sabiendo cómo funcionan las cosas se comportan como si no lo supieran (Sé perfectamente que esto es así… pero me sigo comportando del mismo modo que si no lo supiera en absoluto), para ofrecer un discurso pretencioso en tanto revolucionario contra el sistema que precisamente los alimenta y hace medrar (Por efecto de la atenuación, la necesidad de ser consecuente se olvida, se forcluye; un corte, un hiato se desliza entre mi saber, por una parte, y mi coherencia y mi responsabilidad como sujeto por otra… con lo que quedo convertido —irremisiblemente— en rehén del Amo que desea por mí, en objeto entregado al deseo del Otro. Los traidores, los lacayos, los vendidos de siempre, son figuras casi entrañables puestos al lado de esta nueva inconsecuencia abismal, de esta denegación de todo efecto vinculado a lo Simbólico, de esta anulación/extinción de sí que tiene un pie hundido en el cinismo, y el otro pie en las puertas de la psicosis.)

      Lo que el Señor Flores dice es tan repetitivo como fruto de la indecencia intelectual de aquellos que «viven siendo dentro del sistema, como piezas usables por este para aparentar que existe disidencia intelectual en su contra». Por eso cita a WikiLeaks como a Borges, o nos dice que capitalismo, en su fase de neoliberalismo (…) desmontó al capitalismo del bienestar (…) O sea, que una misma cosa (el capitalismo) tiene el poder por sí misma de transformarse para autodestruirse o modificarse a su antojo. Por no decir que homogeniza cuando asevera de forma categórica que «contra los intereses populares y ahondando en el antagonismo entre representatividad y participación democrática desmontó el capitalismo de bienestar» ¿Qué capitalismo de bienestar y dónde? Habla de los último 40 años, por lo que se infiere que antes a estas últimas cuatro décadas existía ese capitalismos de bienestar que ha sido desmontado. ¿De verdad? ¿Dónde? ¿En qué sociedades se ha dado tal metamorfosis?

      Una vez más repito que tu intervención se ajusta a un esquema: sabes de donde partes y a dónde quieres llegar, y el trayecto, o sea la exposición argumental la haces con coherencia. Pero lo de este señor es pura palabrería. Mira, cuando alguien necesita traer citas sin venir a cuento para apuntalar una tesis es porque la tesis no es tal y estamos ante ocurrencias.

      Me voy a preparar un directo para mi canal de Youtube esta noche, donde hablaré del peligro de las RRSS, en un principio como uso de promoción para escritores noveles. Así permito que sean los demás los que me pongan a mí a caer de un burro. Hay que ser recíproco. 🙂

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