Publicado en Filosofía Digital, una pincelada de la actitud filosófica de uno de los clásicos, a mi juicio, del pensamiento
«No se preocupen, sé que jamás lo entenderán» Con esta frase concluía el 18 de junio de 1929, en Cambridge, el que seguramente fuera el examen oral de doctorado más peculiar de la historia de la filosofía.
Peculiar no solo por la afirmación lanzada por el alumno al tribunal, sino también por los propios protagonistas de la historia y la tesis doctoral presentada a examen.El alumno, Ludwig Wittgenstein. Los miembros del tribunal, Bertrand Russell y George Edward Moore. La tesis: el Tractatus Logico-Philosophicus.

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