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Los dos últimos años —desde que en 2020 se declarara oficialmente la pandemia del covid19— han sido un ejemplo vívido de cómo el lenguaje re-crea la realidad, cómo la transforma imponiendo los relatos que dan cuenta de lo que de verdad está sucediendo. Es decir, aquello que se impone como verdadero es un relato creado ad-hoc por los poderes fácticos —los que concentran el poder económico, como multinacionales, entre las que cabe señalar las farmacéuticas, los ricos-filántropos, que siempre queda bien, es decir unos cuantos que dirigen el mundo globalizado—.
Empecemos: primero fueron los confinamientos, que provocaron una parálisis de la actividad económica provocando una crisis que ha recaído, especialmente, sobre la población media-baja y los ha hundido en la auténtica miseria. No entro a valorar aquí la oportunidad o no de la medida desde un punto de vista sanitario, al igual que no he hecho referencia a cuál debe ser el auténtico origen de la pandemia, porque voces de epidemiólogos hay muchas y variadas y los ignorantes en el tema no sabemos ya qué creer; quizás sabemos que, tal vez, no hay que creer a nadie.
Después, las medidas restrictivas en algunas áreas de la actividad principalmente de ocio, toques de queda…
Y, ahora, en lo que para España es la sexta ola, y en otros países desconozco ya el número porque cada uno las cuenta como quiere, parece que, con un nivel de contagios histórico, pero de una menor gravedad, aunque la sanidad y la atención primaria siguen colapsadas y sin atender al ciudadano que necesita acudir por otras razones, se van a eliminar las restricciones o eso es lo que se nos va aventurando, porque se va a gripalizar el covid19. O sea, se le va a dar la misma consideración que a la gripe, dejando de contar contagios y volviendo a la tan manoseada normalidad. Huelga decir que la cuantía de contagiados e ingresados por el covid19 no es equiparable al de la gripe denominada común. Pero eso ya sabemos que no importa. Alguien “ha decidido” que se acabó la pandemia, y supongo que esto se oficializará a través de la OMS hacia el mes de abril-mayo.
Lo que menos importan son los hechos o datos verdaderos, que no coinciden sistemáticamente con los oficiales, por lo que manipulados estos se legitimará el ansiado final, sea o no así.
De tal manera se está inculcando esto, hasta entre los intelectuales, que he leído no pocos artículos ya, sobre la sociedad postpandemia, como si fuese posible imaginarnos en su plenitud una nueva realidad recreada por decisión. Este es el mayor peligro de la denominada posverdad: lo real no es que sea plástico, sino elástico y esa cualidad hace que adopte la forma predominante de quien estira de ella con más poderío. Estamos pues a punto de entrar en la era postpandemia por decreto de facto. Aquí se suele sacar a colación las denominadas faKe news, que son deplorables y perniciosas pero que pueden ser creadas por cualquier individuo por las razones que sean. Insisto en que, incluso hablando de estas falsas noticias, las más temibles son las que sustentadas por instituciones y autoridades parecen ciertas por su legitimación, y puesto que la certeza de que esto sea así es cada vez más exigua, se están imponiendo como verdades, relatos que responden a intereses particulares y que no dejan de ser manipulaciones falsificadas, esos poderes fácticos que antes mencionaba.
De reciente publicación es el libro de Jordi Pigem, que no he tenido la ocasión de leer, pero que entiendo que aborda cuestiones aquí presentadas. Ignasi Moreta, editor de la editorial Fragmenta destaca: «Pandemia y posverdad destaca por ser una aportación crítica —a contracorriente de las posiciones dominantes oficiales— de los paradigmas de control tecnocrático que el episodio de la pandemia ha reforzado. Pigem invita a ir más allá de la inmediatez y situar el debate sobre las medidas sanitarias en el marco de una reflexión en profundidad sobre la tecnolatría, sobre el concepto de salud y enfermedad y, en definitiva, sobre el sentido de la vida.»[1]
Resulta esperpéntico que hayamos cercenado lo que acontece, porque sea o lo sea, se revestirá de un discurso que le atribuirá un significado constitutivo de lo auténticamente real y verdadero. Si la Filosofía no revienta esta ficción y se propone, junto a otros profesionales especializados, desenmascarar las tramas que pueden estarse urdiendo a fin de controlar a la población, esta, la Filosofía, estará haciendo una dejación de su responsabilidad social y comunitaria grave, y nadie dudará ya de su “inutilidad”, porque su valor no esta en el utilitarismo, pero tampoco podemos reconocerla si no se hunde en el fango de lo cotidiano.

[1]http://www.fragmenta.cat/es/fragmentos/actualitat/presentacions/1833641
Hace unos días me pasaron esta entrevista al filósofo Jordi Pigem en la que aborda temas que nos comentas en tu entrada de hoy. No he tenido ocasión de leer su libro, pero la entrevista es bastante esclarecedora.
https://www.radioillaformentera.cat/parlem-amb-el-filosof-jordi-pigem-sobre-el-seu-llibre-pandemia-i-postveritat/
Un abrazo
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Gracias!!!!!! esclarecedora…..hay una presentación online este miércoles a la que me he inscrito.MIÉRCOLES DE 16:00 A 17:00
Webinar con Jordi Pigem, autor de ‘Pandemia y posverdad’
Evento en internet. Per inscribirse a la sesión, hay que enviar un correo electrónico a obs@blanquerna.url.edu.
Abrazo fuerte!!!!!!
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La pandémie a changé fondamentalement notre façon de vivre. Elle va constituer une évolution dans tous les domaines de notre société. L’économie avec un temps de décalage va en ressentir les plus importants effets avec le rapport des individus entre eux. L’égocentrisme prenant la plus large part, l’humanisme entame sa disparition ce qui donne la première place à cette décadence entamée il y a longtemps. Dire ce qui sera bien est quasi impossible, mais parler de ce qui sera mal est facile.
Ceux qui comme nous Ana, n’ont jamais triché continuerons quand bien même ce sera sans effet à honorer l’art de vivre en aimant
Je t’embrasse
Alain
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Gracias por tus palabras!
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Gracias por tus palabras!
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Los más mierda siempre se han encargado de moldear la opinión pública, siempre tan acrítica y tan borreguil. Yo procuro ir con cuidado, pero es muy complicado; uno nunca sabe hasta qué punto lo que se cuenta sea verdad. Admito que la supuesta virulencia de omicrón me intimidó mucho; y más porque tengo las defensas por los suelos. Pero lo que está claro, dentro de toda esta incertidumbre, es que el borbonavirus no surgió por casualidad; que hay muchos intereses creados por las farmacéuticas; y que juegan con el miedo y la desinformación. Se dice que ahora el bicho es más llevadero, tipo una gripe, gracias a las vacunas. Aquí nadie busca erradicar nada; lo que interesa es tener enfermos crónicos, una fuente inagotable de ingresos. Y quien dice enfermos crónicos dice vacunas de cinco meses para luego volvérnosla a meter por millones de euros que se van embolsando los laboratorios.
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mis estimados y mal informados filósofos, no se porqué se preocupan…la «gente normal» no quiere la verdad, solo quiere sentirse «segura» no importa si es una mentira o una manipulación…por eso terminan bebiendo cicuta en vez de relajarse en alguna playa enfundados en su traje hazmat…( Mi otro Yo secuestrando este espacio mientras lavo la ropa….) besos al vacío desde el vacío
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Querida Ana, gracias por la información que compartes, para mi algo es de vital importancia, entender que esto es un trabajo de equipo, necesitamos aprender a cuidar de nosotros para cuidar a los demás, es como el efecto dominó.
Saludos desde México, cuídate bien.
Un abrazo.
Elvira
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