Lo recurrente en la existencia no es lo que reaparece cansinamente, sino lo que siempre yace en ella porque es inherente a su condición. Así, la finitud por ser entes corpóreos no es una obsesión de los que no la asumen como propia; por el contrario, cuando se convierte en objeto obsesivo es, precisamente, cuando nos negamos a aceptar que somos polvos de átomos y en ello devendremos.
Abordar esta limitación temporal y espacial es encarar aquello que hace la existencia soportable: saber que hay un final, que esta condición corpórea está sometida a la degeneración y que dejaremos de ser algún día. Nada de lo que hagamos tiene ese carácter tan trascendente que a veces le otorgamos, porque somos contingencias entremezcladas con millones de contingencias que se desvanecen con el paso del tiempo.
Saber que esa rareza que anidamos entre las manos sin saber qué hacer, no es más que un lapso finito, nos permite sacarle todo el jugo que sea posible y hacer de ella, y, por ende, de nosotros mismos lo que anhelemos, queramos. Podemos anegarnos en la angustia, sufrir de sin sentido; pero también podemos moldear la existencia, como tiempo acotado, en lo que nuestra mente sea capaz de idear. Y aquí, necesitamos un conocimiento de lo que puede constituir bueno para nosotros, incluso descubrir que sin los otros no hay nada bueno -aunque obviamente se revuelve con lo malo-, incluso que siendo lo que somos, tan solo podemos recibir algo relevante de los Otros.
Por eso, y tal vez justamente por eso, la reflexión ética es imprescindible para hacer de nuestra existencia nuestro querer. Y como decía Sartre, lo relevante no es que nos pasa en la vida, sino qué hacemos y en quienes nos convertimos con lo que nos pasa. Y esto último, casi siempre con mucho esfuerzo y tenacidad, está en nuestras manos; no de qué trabajamos, dónde vivimos,… porque esto son sucesos que no solo dependen de nosotros, pero quienes somos allá donde estemos sí depende, en gran medida, de nuestra voluntad y nuestro deseo.
PD: Aprovecho para felicitar por el premio nacional de ensayo a Joan Carles Mèlich, alguien que ha ahondado en las profundidades de la finitud.
https://elpais.com/cultura/2022-10-28/joan-carles-melich-sangra-premio-nacional-de-ensayo-2022.html
Combien je partage cet article et en défend l’existence qui repose sur le roc une fondation qu’ignore le sable des baraques journalières
Merci Ana, bon dimanche, je t’embrasse dans cet esprit là.
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