La obra de Josep Lluís Mestres -autor galardonado múltiples veces por sus relatos y su poesía- es un compendio de relatos de extensión diversa y una novela corta. El título “PROHIBIDO ASOMARSE AL INTERIOR” considero que es una advertencia a la vez que una invitación a no deambular por la superficie de nuestra existencia. Esa actitud de eludir apercibirse del sentido profundo de los acontecimientos es la que adoptan la mayor parte de los personajes de estos relatos. No son por lo tanto narraciones con un sentido obvio; si reprodujeramos el argumento, de algunos de ellos, con otro interlocutor nos parecería absurdo lo que explicamos, porque es esa aparente absurdidad la que muestra la profundidad del significado de los relatos. Si alguien se pregunta si hay una interpretación única, “la correcta”, personalmente, con el permiso del autor, respondería que no; esas narraciones que pueden resultar inacabadas resuenan en cada lector de formas diferentes, y no hay una mejor que otra, son inconmensurables. Ahora bien, lo que sí debería ocurrir es que resuenen, que su eco se precipite por el interior de cada uno, sabiendo que esa prohibición de asomarse al interior es para los otros respecto de uno mismo, si así lo deseamos.
Aterrizando en cuestiones formales, el lenguaje es rigurosamente cuidado, con una riqueza semántica que embellece cada relato desde un punto de vista estético. La descripción -hecha con maestría- cumple, a mi juicio dos funciones diferenciadas: la primera es situarnos espacialmente en el entorno en el que van adentrándose los personajes, lo cual nos facilita el ejercicio imaginativo de ir pasando mentalmente por todo lo que relata como si fuesen una serie de fotogramas hilados -no en vano Mestres es también crítico de cine-. La segunda función de las descripciones es, a mi juicio, la más sugerente y meritoria. Pareciendo que se refiere a lugares externos, esa segunda fase descriptiva ha girado la mirada al paisaje interior, y da cuenta del estado de ánimo, de las emociones y sentimientos que los personajes experimentan en el discurrir de la historia. Ciertamente, si primero te ubicas físicamente con esas descripciones ambientales, después sientes la desidia, la melancolía, la desesperación o la absurdidad de vidas monótonas, que a menudo como las nuestras, no somos capaces de reavivar, tal vez porque no hemos profundizado en el núcleo de lo monótono y desconocemos su qué.
Dicho esto, la lectura es ágil porque puede hacerse por relatos, aunque debe ser pausada por cuanto los interrogantes que pueden desvelar los relatos, bien se merecen una segunda lectura, mucho más fructífera que la primera.
Entiendo que es una obra para los que aman la literatura profunda, no de entretenimiento, sino los que leyendo a otro, se leen simultáneamente a sí mismos. Personalmente ya había leído “las vértebras de la sepia” del mismo autor que me maravilló. Ahora, pasando de la poesía de las vértebras a la prosa de PROHIBIDO ASOMARSE AL INTERIOR, Josep Lluís Mestres ha logrado volver a sumergirme en una lectura honda y reflexiva que agradezco enormemente.
Es una lectura imprescindible, algo así como si leyéramos a grandes maestros que tampoco fueron reconocidos en su tiempo. Hay mucho desgarro y mucha vida en las letras de este maestro.
Gracias, Josep Lluís.