La realidad[1] se muestra, a veces, excesiva. Como una tragedia descarnada que se hace insoportable, para quien posee una naturaleza escasamente dotada para soportar tanto desgarramiento. Por eso, la imaginación como amiga temerosa nos previene de lo más terrorífico, como por ejemplo que “sea nuestra madre la loca que va por los pasillos blancos con
La democracia es el gran teatro de la política que se atasca procedimentalmente cuando alguien cree que el asunto va en serio. Mientras funciona como el juego político que los ciudadanos observan esperando su turno, se torna una representación casi verídica. Pero en el momento en el que interfieren sujetos descontextualizados que presuponen estar participando
Hace años tuve la ocasión de ver la renombrada película y a mi juicio recomendable “La vida es bella”. En aquel momento no recuerdo qué me indujo a visionarla, porque el título debía repelerme tanto como lo hace ahora, por frívolo, falseador y de cuento de hadas. El caso es que acudí y me sentí
Hace algunos días una madre valorando el cambio de colegio de su hija afirmó con contundencia: “todo lo nuevo gusta”. La que suscribe el texto, perpleja ante tanta superficialidad y frivolidad, asentí con media sonrisa impostada deseando que desaparecieran de mi vista, porque ya los conocía y en el fondo no me sorprendió su insustancialidad.
El exterminio directo o indirecto de seres humanos cosificados, que el cinismo del progreso ha hecho posible, es el mayor horror que seguimos practicando sin pudor alguno. Esta es la auténtica culpa que la humanidad encarna, de la que nunca hallaremos redención más aún si no hay conciencia de monstruosidad. Somos el desguace de los
Acudir al Tanatorio como forma de despedida a quien realizó su último gesto humano que fue morir, con la consciencia de que era morir lo que hacía, es una acto social necesario tal vez para los que amaron al difunto y un postureo hipócrita para los que se presentan por mera formalidad. Los días que
Adulterando la palabra ajena creemos poseer argumentos discriminatorios que contundentemente desbanquen cualquier otra propuesta. Nuestro fundamento es el decir del otro, no hay pues lugar para la disputa. Estos juegos lingüísticos y argumentativos nos hacen retóricos potentes y hábiles en contiendas dialécticas, pero no nos hacen profetas ni portadores de verdad alguna. Nadie caerá presto
Quien se formula semejante cuestión, usando la elasticidad del lenguaje, para suscitar sutilmente la disparatada idea en sus interlocutores de que tal vez no haya límites, está iniciando un juego arriesgado. Podríamos hacer una la lectura benévola y ver en la pregunta un quiebro sugerente, por cuanto puede estimular el esfuerzo personal en la consecución
El aprendizaje no es posible sin un tiempo en el que el sujeto, a solas, se enfrenta al reto de comprensión e interiorización del objeto de estudio –que no, por serlo, debe ser a priori desdeñado y menospreciado, esa actitud es de necios o de idiotas en su sentido literal- En el gran patio cooperativo
La infancia es una etapa de la vida mitificada. Entendida como la edad feliz en la que todo se olvida con premura, y de nada se tiene conciencia plena en el fondo.” A los niños todo se les pasa rápido y al cabo de un rato están como si nada, ni se acuerdan” oímos decir