Hay un gesto último, una mirada final que ruega no ser esquivada, un legado de despedida para los que nos acompañan junto al umbral de la existencia; en ese tránsito desconocido al no-ser. Quizás merezcan una dádiva de ternura y compasión, ese póstumo ademán que velará su duelo ante nuestra partida y que será la