De la reivindicación de los derechos de la mujer trabajadora nos hemos elevado a los derechos de la mujer como persona; una cuestión más sustancial y una revolución de las tradiciones y costumbres que deben llevarnos a la autoafirmación de nuestra identidad. Eso sí, nunca emulando o sustituyendo el rol tradicional masculino, que no es