La presencia interiorizada del otro, el ausente, quizás se sienta como necesidad, falta o carencia. Mas si el estar en la mente se percibe como vacuidad ¿qué reparación de la pérdida se produce? Ninguna, tan solo una llaga vívida ante la que solo nos resta procurarnos el olvido del otro. Seguir existiendo como si nunca
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Los años llenos de la presencia de alguien nunca son baldíos, aunque en un desgraciado instante pese más la incomprensión mutua que el deseo de no ser el otro ausente, que se esfumó y ya no sabemos ni el porqué.
Si la presencia de alguien es subestimada, puede ser plenamente ignorada.
