Un hueco, que no es tal porque nada contiene y en consecuencia está falto de oquedad, anida persistentemente en mí. No soy más que la experiencia emocional acumulada, carente de pensamiento elaborado, nutrida mi memoria de lo que preservé, lo que aprendí y asimilé de los otros. Me envuelve una ausencia de asideros, como si
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Desde la perspectiva de las filosofías fragmentarias, como aquí las hemos denominado, merece especial atención la Filosofía de la proximidad desarrollada por J.M.Esquirol.[1] Según afirma, la resistencia íntima es una experiencia, opuesta a la monocromía ubicua del mundo tecnificado, donde el gesto y la cotidianidad son los que sostienen al individuo en su particularidad e
La presencia interiorizada del otro, el ausente, quizás se sienta como necesidad, falta o carencia. Mas si el estar en la mente se percibe como vacuidad ¿qué reparación de la pérdida se produce? Ninguna, tan solo una llaga vívida ante la que solo nos resta procurarnos el olvido del otro. Seguir existiendo como si nunca
La ternura es una emoción bien escasa en un mundo colmado de crueldad e insensibilidad, necesarias ambas para resistir a las contingencias ruinosas que suelen esparcirse por doquier. Pero, por fortuna, esos ínfimos, micros espacios en los que nos vemos atrapados por esa terneza vivificante, son reductos privilegiados que perduran en nuestra memoria emocional como
Hay quien cree estar preparado para casi todo, se siente con la fortaleza de afrontar las turbulencias más desaforadas. Acaso porque carecen de empatía con quienes las han padecido, y no atisban la inmensidad de determinados aconteceres. En cualquier caso, nunca se apercibirán que la necesidad de negarse a uno mismo, para el reconocimiento del
“Pues lo que un hombre es por sí mismo, lo que le acompaña en la soledad y nadie puede darle o arrebatarle es manifiestamente más importante para él que lo que pueda poseer o ser a ojos de los demás” Arthur Schopenhauer, Aforismos sobre la sabiduría de la vida, cap. 1 Lo más significativo de
Quedarse sin “habla”, sin capacidad para decir nada ante lo observado, es una reacción genuina y espontánea que curiosamente traza rasgos significativos del individuo al que le sobreviene esta incapacidad. Los hechos que provocan este estado en el sujeto son relevantes porque no es, por supuesto, lo mismo perder el habla ante un regate espectacular