Presencia versus ausencia

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La presencia interiorizada del otro, el ausente, quizás se sienta como necesidad, falta o carencia. Mas si el estar en la mente se percibe como vacuidad ¿qué reparación de la pérdida se produce? Ninguna, tan solo una llaga vívida ante la que solo nos resta procurarnos el olvido del otro. Seguir existiendo como si nunca hubiese habido ese otro. Esta experiencia puede extenderse, en ocasiones, a la ausencia actual de otros que siguen estando en el mundo, pero no ante nosotros o pendientes de nosotros. Quien así lo percibe, puede sentirse ignorado, ninguneado y, tan solo minimiza este sentimiento, el contacto más o menos continuado con el otro. Aquí, en esta mente que no retiene nada, hay un vacío pleno. No porque se haya perdido a alguien significativo, sino porque no hubo figuras relevantes que llenaran ese hueco abisal. Sostener esa nada de nada, nunca, en tiempo alguno, no es propio de humanos. Así, quien prosigue balanceándose en la existencia es porque halló un “algo”. Ergo, ausente ese “algo”, solo acontecerá la disolución mental.

Plural: 7 comentarios en “Presencia versus ausencia”

  1. Amén, Me encantas. Es como perseverar en la inexistencia, porque anulamos el otro privandolo de fuerzas y nos deja exisistentes sin el propósito de vivir plenamente. Por eso creo que deberíamos vivir la verdad como una experiencia de aprendizaje que ya paso, no como cadenas que arrastramos apesadumbrados para justificar nuestras acciones y permanecer inmóviles ante un acontecimiento pasado que debemos aprovechar para no repetir ni acostumbrarnos al acecho de evitar vivir porque nos va a doler. El dolor es parte del aprendizaje, no del desvarío de dejar de ser.

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  2. En la separación se revelan tanto las particularidades de la ausencia como las de la presencia, la separación y su horizonte pesan
    sobre el encuentro tanto más cuanto que revelan también cómo el encuentro se estableció y cuáles fueron sus particularidades. Si una metapsicología del par presencia-ausencia es posible, será seguramente en torno de la experiencia de la separación que deberá encontrar su punto de partida, incluso su fundamento.
    Sin duda, no es azaroso que la problemática de la separación haya ganado en pertinencia clínica durante las últimas décadas. Sin embargo, la importancia que adquirió no está ligada únicamente a las particularidades de la experiencia de separación en sí misma, ni a lo que exige de la psiquis para ser metabolizada, y ni más de lo que está ligada al aumento del abandonismo ambiente. Se debió, fundamentalmente, al lugar que ocupa en el proceso de diferenciación yo-no yo.

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