Anduvimos cegados por la intensa luz de la evidencia, no aprehendiéndola como tal, y proseguimos, paso a paso, desviándonos por senderos erróneos sin conciencia de ello. Pero, como cabe esperar toda vía extraviada y virada desemboca en un barrizal del que es harto difícil reflotar.
Así nos curte la experiencia, no por lo que profieren los otros como advertencias agónicas, sino hundiéndonos en el lodo de la estupidez y escapando embarrados de un lugar al que desearemos no volver.