Dicen –estoy segura de que parte de lo que voy a formular emerge de la amalgama de lecturas diversas- que si solo hay mismidad, si no hay diferencia, si hay un TODO, las cosas se disuelven al fusionarse unas con otras y no poder diferenciar nada; por ello, allí donde hay un Todo en última instancia, no hay Nada. Así se gesta el nihilismo y brota con todo su poder el capitalismo que sustituye el vacío por los bienes de consumo, logrando instaurar la falacia de que el sin sentido puede ser aniquilado por el éxito social y la capacidad de consumo.
Aun así, nos consideramos seres inteligentes capaces de doblegar hasta nuestra propia naturaleza biológica, que funciona como otra estrategia de distracción de lo relevante.