Sobre por qué los nacionalismos me parecen una distracción burguesa.

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Uno de los  problemas más graves que asolan a los ciudadanos del Estado español es la pérdida de los derechos sociales: sanidad, vivienda, educación, trabajo,…Rémoras de la crisis que se sitúa según algunos entre el 2008-2014. Lo más preocupante es que cuando las familias más vulnerables no se han recuperado de la anterior y en una situación algo límite, ya se está anunciando otro azote económico de gran calado.

En Catalunya, los salarios medios están o igualados o un poco por encima de los alquileres más bajos, la oferta de empleo es precaria porque es de facto temporal y oscilante en función del turismo y de otros sectores en los que las posibilidades de hallar empleo son nimias. Esta situación se ha agravado desde que el denominado “procés” ha ido alcanzando una fase de conflicto que se ha plasmado en la detención de políticos, líderes activistas y su posterior enjuiciamiento y condena. A partir de las cuales las protestas, últimamente violentas en a las calles, se han multiplicado. Violencia es también impedir que alguien realice su trabajo cortando autopistas, carreteras principales o impidiendo el tránsito de coches por el centro de la ciudad, bloquear el aeropuerto, estación central de trenes, etc,…con el coste económico que esto supone y que sabemos que acabará repercutiendo directamente sobre trabajadores y pequeñas empresas.

Pero esto no se lo plantean los que parecen tener como propósito de su lucha política los supuestos derechos vulnerados de los políticos independentistas, en cuyas manos recae en alguna medida la precariedad de los servicios más básicos.

A modo de ejemplo, ayer por la tarde acompañaba a recoger el parte de baja laboral a una persona que está de baja por causas psiquiátricas. Después de un mes y una semana solo la ha visitado el médico de familia, uno u otro de forma alternativa. Está esperando que la llamen para acudir a una visita con el psiquiatra, porque es una persona con graves antecedentes, ingresos y patologías que no se desvanecen por sí solas –como ninguna creo- Ayer en la visita le comunican que en el ambulatorio de Justo Oliveres de L’Hospitalet del LL. solo hay un psiquiatra –para desconozco cuanta población- pero que al hallarse él mismo de baja y permanecer así al menos tres semanas más, tardarán en llamarla porque cuando regresen tendrá que visitar a destajo todas las visitas anuladas más las que quedan por programar. Obviamente, al menos en Catalunya, hace años que cuando alguien del personal sanitario está de baja médica o de vacaciones no se le sustituye. El trabajo se lo reparten entre los que quedan, con lo que la calidad del servicio y la presión del personal que se ve desbordado ante el exceso de pacientes es una consecuencia inmediata y obvia.

Pero ¿qué pasa cuando en el centro que te corresponde solo hay un especialista y éste se ausenta por enfermedad? Pues que no hay médico. Punto pelota. Después de presentar una reclamación que no sé si acabará en la papelera, ante la impotencia de los mismos funcionarios al ver que no sirve de nada, nos tropezamos en la Rambla con una pequeña concentración que reclama la libertad de los políticos presos. Réplica de otras que se sucedieron ese día.

En ese instante sentí que estamos ciegamente desnortados. Que no nos apercibimos que a pesar de los recortes que exigió la crisis no se justifica la falta de atención sanitaria a gente que la necesita y no puede acudir a la privada, ya que a duras penas puede pagar el alquiler y el precio del consumo energético que es de los más altos de Europa.

Nadie se plantea que ese mal estado de la sanidad por falta de recursos mínimos –como es el personal- es en parte responsabilidad de esos políticos por los que ellos claman libertad, y por los que ahora mismo parece que sigan monotemáticos y que este país, que tanto dicen querer, se halla desamparado de alguien que gobierne en su totalidad, no que haga performance televisivas.  Si a esto le añadimos la ingobernabilidad del Estado desde hace año y algo, y lo que queda, la situación es desesperanzadora para los que ya sufren urgencias, que no son solventadas y, a medio plazo para esos jóvenes que hoy gritan en las plazas y para los que no lo hacen, que también los hay.

Porque se está gangrenando el problema del empleo con sueldos dignos, la regulación de los alquileres para que sean asequibles, el deterioro de la sanidad que se sustenta por la buena voluntad de los profesionales, la educación que carece de recursos para afrontar las peculiaridades de cada barrio, dándose situaciones imposibles de gestionar para los profesores teniendo en cuenta que el primer criterio para conceder una plaza escolar en un centro es el distrito en el que se vive. Las consecuencias son de cajón: una concentración de inmigrantes en determinadas escuelas que tienen niños de una diversidad de culturas y con un aprendizaje del castellano y el catalán a su vez diverso. Así cuando después se quejan de que no hay reparto equitativo de niños inmigrantes que favorezcan su integración y el ritmo de aprendizaje del resto delos alumnos, tal vez haya que pensar que mientras en criterio decisivo sea la zona en la que se habita parece obvio que ni en Sarrià ni en la Bonanova habrá concentración de inmigrantes de bajo nivel socio-económico, que son la mayoría que vienen.

Todo esto queda expuesto por si nos planteamos, de una vez, que si no tenemos gobiernos que se preocupen de los ciudadanos, tal vez sea el momento de hacerlo nosotros mismos, e inundar las calles superando los corporativismos y reclamando contundentemente una mejora de algunos de los aspectos indicados.

Para recurrir nuevamente a datos concretos: en Catalunya durante el año 2017 fallecieron 240 personas -185 en 2018- por accidente de tráfico y se suicidaron 504 –no hay datos sobre los suicidios del 2018- según el https://www.idescat.cat/pub/?id=aec&n=597&lang=es&t=2017. Según La Vanguardia, datada en abril de 2019, el suicidio es la primera causa de muerte no natural entre jóvenes de 15 a 34 años, siendo conscientes de que no se disponen de todos los datos y que se tiende a amagar suicidios como accidentes.

https://www.lavanguardia.com/vida/20190409/461563372655/el-suicidio-primera-causa-de-muerte-en-personas-de-15-a-34-anos-en-cataluna.html

Se admite asimismo que “Según el estudio, publicado por el Consell Nacional de la Joventut de Catalunya, el 90 % de las personas que se suicidan presentan una afectación mental previa, aunque el suicidio tiene causas multifactoriales”.

Estos datos nos obligan a tomarnos más en serio la asistencia sanitaria en todos sus aspectos. Cito el caso de la psiquiatría porque me parece de escándalo, lo cual no excluye que se den otros igual o más inaceptables.

Ni que decir tiene, porque así se titula este artículo, que los mencionado vale para cualquier nacionalismo, también el español; pero si tengo que basarme en hechos actuales en los que estoy inmersa y conozco, me parece lo más honesto hacer referencia explícita al caso del nacionalismo catalán.

La sociedad civil debería movilizarse para reclamar esos derechos sociales cada vez más pisoteados, ante la dejadez de los políticos que creen más urgente otras cuestiones ¿será porque ellos tienen mutua privada y llevan a sus hijos a escuelas concertadas o privadas de las zonas acomodadas donde residen? Abramos los ojos, y calibremos qué es prioritario y urgente para los ciudadanos.[1] Y si hace falta paralicemos el país.

[1] El argumento de “Madrid ens roba” perdió validez cuando descubrimos que los que nos robaban  era el clan Pujol, y otros que parecen haberse librado entreteniéndonos de repente con un ataque independentista  y una aspiración mesiánica –esta consideración me hace recordar a Artur Mas, vicepresident  durante laépoca Pujol, y consejero de economía, vaya el hijo adoptivo de Jordi Pujol.

Plural: 7 comentarios en “Sobre por qué los nacionalismos me parecen una distracción burguesa.”

  1. No se puede decir más claro y mejor. Cortando carreteras no van a conseguir más que miseria para todos. Los que cortan las autopistas y cierran La Junquera tendrán hijos algún día que se tendrán que ir de Cataluña… a buscar trabajo a otro lugar.

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  2. Un independentista siempre dirá: el tema sanitario, el trabajo, etcétera quedará solucionado con la independencia. O sea, el independentista dirá que él sí se preocupa por un «todo», por lo que negará eso de que: «Nadie se plantea que ese mal estado de la sanidad por falta de recursos mínimos […]». En efecto, para el independentista sólo hay una solución (totalitaria): la independencia.

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  3. Hay diferencias notables entre el nacionalismo catalán y vasco, el catalán basado en el 3% y más y en los últimos años el «proces» que se lo lleva todo ello sin contar los 90.000 Mil MLL del FLA y los vascos con su cupo y que dejan de ingresar 9.000 MLL al Estado y no roba tanto o poco es lo que les permite tener la mejor sanidad de España, escolaridad y sobre todo servicios sociales.

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