Artículo de hoy en MASTICADORESFOCUS

Se alzaba un muro ante mí, que percibía como diluyéndose en el grisáceo prisma de la una altura infinita. No es que no pudiera, de facto, elevarme por encima de él, sino que mi mirada me había tejido una red de impotencia; intuyo que, era el pánico para trascender los límites impuestos por lo otro y verme condenada al ostracismo de los irreverentes lo que me entumecía los músculos, el rostro y la mismísima voluntad que se hallaba vacua.
Estaba sumida en la dicotomía de existir, siendo; o por el contrario de existir anulada como sujeto de decisión y acción. El muro y sus hiperbólicas dimensiones constituían una metáfora introyectada, tal como si hubiese sido perforada por un imperativo externo que creía propio, o deseaba creerlo así. Mis posibilidades de zafarme de semejante esclavitud eran escasas.
Mas, cierto día fui testigo de la tenacidad de otro, que desafiando sutiles amenazas…
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