Artículo aparecido hoy en MASTICADORESMENTES

En nuestra cultura el termino compasión está tiznado de una connotación peyorativa por su versión cristiana. Acostumbramos a entenderla como una pena que nos produce el observar el sufrimiento de las víctimas, y cuanto más nos compadecemos más intensificamos su victimización.
Este es el sentido por el que Nietzsche denostó la com-pasión, el padecer el sufrir del otro, como algo que debilitaba a ambos individuos: el que compadece, porque se contagia de la debilidad del que es compadecido.
Sin embargo, considero imprescindible recuperar unas palabras del último Nietzsche -por expresarlo de una manera comprensible- que rezan:
“No hay egoísmo que permanezca consigo mismo y no se extienda más allá. En consecuencia, no existe en absoluto aquel egoísmo lícito, moralmente indiferente, del que habláis. Constantemente se favorece el propio yo a costa de los otros; La vida vive siempre a expensas de otra vida. Quien no comprende esto, no ha…
Ver la entrada original 449 palabras más