
Has sido rauda acudiendo a la cita con tus padres y tu hermana. Sea, tal vez, este un rasgo que tímidamente asoma de lo que será tu personalidad. Vienes a un mundo difícil y complejo —¡aunque cuándo no lo ha sido! —, pero tienes una gran familia coral que te aguardaba con ilusión y que será siempre tu baluarte.
Nacer no te ha costado nada, ha sido increíble tu decidida aparición; sin embargo, vivir es más enrevesado. Tu hermana Amaia lo sabe porque ella va afrontando poco a poco las vicisitudes de su existir y ella será un apoyo y a veces un conflicto. Esa dualidad que todos experimentamos cotidianamente.
Pero como te decía, tienes una gran familia: abuelas, tíos abuelos, primos y tíos de distintos rangos, aunque debo confesarte que en esta gran tribu a la que ya perteneces no hay rangos, porque los lazos afectivos son muy estrechos y hay un consenso implícito de apoyo mutuo e incondicional. Esa es la gran familia que tu madre y tu padre te dan.
Así que no debes temer los escollos vitales porque tras tu familia —padres y hermana— está esa gran comuna que constituye un apoyo y mucho amor y afecto. Las expresiones de este querer son diversas, pero siempre incondicionales. Por eso tu llegada ha sido una gran celebración, aunque ritualmente no haya tenido lugar aún.
Ya has conseguido conmovernos a todos con esas expresiones guturales de placer que emites, sin conciencia, pero que erizan la piel de todos los que ya estamos deseando poder achucharte, Lucía.
Bienvenida y verás lo que significa disfrutar, gozar y reír, que es lo que sostiene una existencia con sentido junto a los que te quieren.
Maravillosa previa en palabras sabias de la vida; aguardando el alumbramiento de quien llegara y dara lugar a una festejada celebración. Después la vida…pero en compañia fraternal. Un cálido saludo.
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