Recupero, a raíz de las reflexiones que tuvieron lugar ayer en la MARATÓN FILOSÓFICA en relación a la cuestión del Perdón, un breve fragmento escrito en el año 2016. La relectura y revisión de este párrafo ratifica años después, que toda experiencia de la que no podemos distanciarnos para repensar su sentido y resignificarla para poder reconstruirnos, resta como las brasas eternas que nunca se apagan. Tiempo después esos restos de ardor e ira siguen aflorando desde la entrañas con la misma potencia de volvernos a dañar. Así pues, la filosofía en su sentido práctico debe auxiliarnos en esta resignificación que el análisis, la distancia y la razón nos pueden otorgar para no ser las víctimas infinitas de ningún otro.
«¿Quién posee la virtud de perdonar desde el pálpito agitado de sus venas? Aun adquiriendo el hábito de la generosidad, la clemencia relevante no brota de la costumbre ni de la cotidianidad. Al ser un acontecer, por ende, excepcional requiere de una excelencia poco humana. ¡Malditos los que hieren de muerte! porque no nos resta vindicación alternativa al perdón, y este exige no ser mejor que el agresor, sino ser semidioses.» 2016.
Interesantísimo debate.
La ofensa es como clavar un clavo en una puerta de madera. Cada vez que pides perdón, sacas el clavo.
Lo malo es que queda el agujero.
El perdón está bien para no guardar rencor (supongo). Pero otra cosa es el olvido.
¿Cuántas veces hay que perdonar?
¿Acaso hay un límite?
Si uno perdona indefinidamente, ¿Qué posibilidades tiene de que le tomen por imbécil o sin carácter?
¿Se respeta a quien actúa de esa forma?
¿Qué diferencia hay entre perdonar siempre y que le importe un bledo la ofensa?
Porque para que haya perdón, tiene que haber ofensa y ofendido. Si no hay ofendido, ¿merece la pena pedir perdón?
Lo dicho, súper interesante.
Un saludo.
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Sí, mucho a pensar…. Gracias Carlos!!!
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Le pardon est un usage commercial de confessionnal qui est complètement sorti du concept de la faute. L’absence d’humanisme permet à l’homme de faire de plus en plus de mal. Je ne peux pas assimiler cette perte de conscience. L’usage de la haine est patent. Pour ma part j’ignore la rancune qui fait le principal moyen de se conduire de personnes qui n’ont aucun sens de la mesure. Les atrocités ne peuvent être pardonnées, en revanche essayer d’en comprendre la raison pour faire en sorte de les éradiquer est vraiment différent.
L’abolition de la peine de mort n’a aucun rapport avec le pardon. C’est agir avec humanisme. Le criminel est impardonnable, devenir à son tour un exécuteur accorde un droit de tuer sans rien avoir fait avancer…
Bonne journée Ana.
Alain
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Completamente de acuerdo, aunque en cuanto el perdón lo concibo como algo de entrada emocional creo que es difícil de manejar y conceder en según qué casos. Por supuesto, el texto no habla desde ninguna perspectiva religiosa. El perdón es un gesto honesto que pueden hacer a veces los humanos..Gracias por leer y comentar.
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