JUSTICIA INOPERANTE E INJUSTA

(Volvemos, tras un tiempo de descanso intermitente, a las publicaciones diarias, o casi. Y a la lectura de vuestros blogs. Gracias!!!)

Un aldabonazo que fragmenta el alma en porciones asimétricas difíciles de reconstruir. Un brazo ejecutor con escasa conciencia moral que dilapida la posibilidad de lo común. Regodeándose en los trozos esparcidos por doquier. Arremetiendo nuevamente a zarpazos cuando la víctima reacciona con un gesto protector. Y esta, que, habiendo sido diana, no quiere asumir ese lugar que se le impone de víctima, se halla legalmente indefensa frente a un enjambre de procedimientos judiciales cansinos, infinitos, que contribuyen a la impunidad del agresor.

Casi vencida, atónita y sin el poder de palabra alguna, se pregunta ¿Qué es la justicia? Y sospecha que la institución judicial difícilmente puede impartir justicia mientras la burocracia y los tiempos dilatados no permiten cerrar heridas.

Si nos rajan en cuerpo y alma hoy ¿Es justo aguardar años para que el agresor, amparado por la presunción de inocencia, repare el mal vertido? Deberíamos repensar cuándo es aplicable la presunción de inocencia y cuándo no: hay delitos que exigen ser demostrados, otros son evidencias no solo como infracciones de la ley, sino respecto de quien fue exactamente el culpable. ¿Se puede hablar de presunción de inocencia si se pilla in fraganti a un individuo cometiendo un delito por parte de las fuerzas del orden o/y un conjunto de ciudadanos que así lo testifican? ¿No deberían estos juicios celebrarse con celeridad, aunque se siga investigando, puesto que el individuo X fue de facto y con claridad y evidencia el infractor?

¿No estará la inoperancia del sistema judicial promoviendo el ojo por ojo diente por diente?