¿Qué es lo insoportable?

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El término soportable etimológicamente viene a significar algo así como llevar algo de abajo a arribar. Es como si una carga pesada pudiera ser elevada y sostenida. De ahí, lógicamente, se deriva que el prefijo in + soportable, se refiera a lo que no se puede soportar, es decir, levantar de donde está y subirlo. Dicho en otras palabras, como si algo que nos aplasta continuara haciéndolo ante nuestra impotencia. Nuestro no poder llevarlo de abajo -tal que sobre nosotros- a arriba -tal vez sostenerlo sin que nos aplaste.

Esta breve introducción nos permite cuestionarnos sobre ¿qué es lo insoportable? Podríamos continuar con una deriva universal que no aclara nada en absoluto, ya que cada individuo posee unas potencialidades y unas limitaciones propias, y que son inconmensurables con relación a otros sujetos.

Cada uno tiene un umbral de lo que puede soportar, y siempre es en relación con algo. Este algo no es ninguna nimiedad, ya que el umbral de cada individuo varia según el algo del que tratemos. Lo que para mí puede ser insufrible, para otro es soportable, lo que para mí es sostenible para otro es insoportable.

El intento de normativizar lo que debe o no ser soportado vuelve a situarnos en un contexto homogeneizador que ningunea las singularidades. De tal manera que quienes no se ajustan a lo normalizado son raros, flojos, débiles y, en consecuencia, se ejerce sobre ellos una presión que los sitúa siempre en desventaja porque no cumplen los parámetros esperables. Esta es una manera como otra, a veces no intencionada, de volver más minúsculos y frágiles a los que por norma ya lo son.

En las relaciones sociales estas estandarizaciones están presentes, en la medida en que culturalmente son inoculadas en los individuos. El hecho de que la cultura imponga unos patrones y no otros no es algo azaroso o arbitrario, sino que responde en última instancia a los poderes fácticos que subrepticiamente fluyen por el entramado cultura y necesitan conformar un tipo de individuos determinados.

A nuestro alcance está el hacernos consciente de ellos[1] tanto en el ámbito sociocultural, como en el de las relaciones o los vínculos más estrechos. De esta manera aprenderemos a entendernos a nosotros mismos -potencias y límites- y a empatizar con los otros, sin los que no podemos existir.


[1] Recomiendo la lectura de “El malestar en la cultura” de Freud, y como complemento y ampliando la perspectiva “El miedo a la libertad” de Fomm.

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