La reflexión punzante de Pol me ha remitido a lo que Sartre afirmaba en relación con la libertad. Esta es fuente de angustia porque estamos condenados a ser libres, es decir a decidir cómo actuar ante determinadas circunstancias, y no es posible zafarse de tomar una decisión. Si elegimos actuar de manera X, asumimos la
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Ocurre, a veces, que las emociones nos impelen a expulsar a borbotones palabras que expresen sentimientos, intensos y desbordantes. Sin embargo, paradójicamente, no disponemos de esas palabras y necesitamos crear surcos lingüísticos que nos aproximen a esa experiencia que no parece dejarse decir. Alguien se opondría argumentando que sin lenguaje no hay propiamente experiencia, al
“(…) Los ciudadanos están convencidos de que los protege el Estado, y así es normalmente, es lo fundamental, nuestra prioridad, doy fe de ello. Pero lo que ignoran es que, si esa protección lo requiere o se resisten a ella (si yerran de mala manera), se impide que estorben y se los anula. ¿Cómo? Se

