Aquel que mendiga el reconocimiento ajeno, se vio privado de la satisfacción de los afectos más perentorios, y aquejado de ninguneo, repta sutil y sigilosamente para que la mirada del otro le espejee quién es.
DISQUISICIONES DESDE EL ABISMO
Aquel que mendiga el reconocimiento ajeno, se vio privado de la satisfacción de los afectos más perentorios, y aquejado de ninguneo, repta sutil y sigilosamente para que la mirada del otro le espejee quién es.