Regreso al silencio oscuro de la noche en el que me afano por alumbrar progresivamente esa guarida íntima. Nada más que mis dedos artríticos, el teclado y yo. De fondo una sonoridad sorda que no es más que el eco interior. Instante tras instante, resintiendo, recuperando vivencias para aprehender ese secreto mío, que ni yo