Hay un proverbio parece que, de origen desconocido, aunque haya sido atribuido a algunos pensadores, que reza: “El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra”. Si nos ceñimos a la literalidad del enunciado puede parecernos supinamente benévolo, ya que nuestro tropiezo es un eterno retorno -al margen, del sentido