Todo aquello que situamos en las redes de la intuición se nos ha resistido a la sensibilidad y la razón previamente. Habiendo recorrido ambas singladuras simultáneamente, se zanjó cualquier opción, porque solo restaba un ávido vacío o ese elevado acto de la intuición que anhela aprehender. Quizás, lo relevante no esté enjaulado en el espacio y el tiempo, y solo la intuición contrastada a balbuceos lingüísticos sea el recurso de que disponemos para aproximarnos.