No hay lugar propio en el espacio, no hay pertenencia, ni justicia, solo azar que se nos antoja aprovechar o quedarnos reflexionando sobre su naturaleza. Desvelado este misterio actuamos con la premura de atrapar el instante benévolo y estrujar sus posibilidades, en prevención de envites desfavorables que puedan aflorar. Así la vida emula un juego de azar y de rápida estrategia, en el que ganas o pierdes definitivamente.

Cuando un guijarro baja cuesta abajo, desordenadamente no sabemos qué camino tomará; si se quedará parado al lado de una rama, si será arrastrado por la tormenta, si un niño lo utilizará para jugar….
Pero dice un Proverbio Zen que «ningún copo de nieve cae en el lugar equivocado». Puede que las cosas ocurran por azar pero también que obedezcan a una cadena de causas entremezcladas, unas con otras,… como si la casualidad, vista de forma global, se volviera orden.
¿Es esto lo que llaman providencia?
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Yo aquí me refería al azar tal cual,lo que se da sin causa alguna. La providencia implica una causa ordenadora como tú decías y un destino, que yo no contemplaba enmi escrito.
Gracias
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