El tobogán

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Vengo de un parque oculto donde se halla un tobogán desconocido. He ascendido las múltiples escaleras vertiginosos por las que hay que escalar para llegar a la cima, y allí, altiva pero sentada, trasero en base pero pies alocados en el aire, me he tirado por ese enorme tobogán por el que aún me desplazo; ya os explicaré, si ha lugar, algo sobre mi supuesta llegada, la cual me es absolutamente indiferente. Me tiré, eso se queda para mí, sigo bajando.

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