Cuando solo esperamos una ratificación de nuestras palabras, no porque digan verdad, sino porque manifiestan sentires, no procede desplegar una ristra de argumentaciones, sino abrazos cómplices.
DISQUISICIONES DESDE EL ABISMO
Cuando solo esperamos una ratificación de nuestras palabras, no porque digan verdad, sino porque manifiestan sentires, no procede desplegar una ristra de argumentaciones, sino abrazos cómplices.