Nos enervan menudencias cotidianas que desearíamos extirpar del cansancio que producen, porque los gestos cuando son hábitos repetitivos pierden su valor.
DISQUISICIONES DESDE EL ABISMO
Nos enervan menudencias cotidianas que desearíamos extirpar del cansancio que producen, porque los gestos cuando son hábitos repetitivos pierden su valor.