Decir como Artaud que el impoder no es impotencia es casi un oxímoron, porque de ahí deriva que es potencia en un sentido algo aristotélico de desarrollo de la vida para que cada uno sea lo que debe ser. Pero si no hay decisión respecto de elegir el impoder, porque de alguna manera se impone sin alternativa ¿dónde queda la libertad de decidir la propia identidad? A no ser que, como el artista francés, entendamos que la libertad es esa decisión-que paradójicamente te proporciona el impoder- de luchar, de combatir entre la vida y el sufrimiento. Sin esperar nada, que difícilmente puedo concebir como distinto a la falta de esperanza.