Hay una cueva oculta, en un recodo cubierto de ramaje en el bosque, por donde ni los requiebros más sofisticados permiten el acceso a nadie ajeno, porque cualquier avispado que consiga aproximarse y tender la mano hacia el interior es expelido como una amenaza indeseable.
Esta guarida se asemeja al foso interno de los desalojados, arrinconados y hundidos en el ostracismo; de tal manera que, ahora, son ellos, los marginados, los que escupen fuego desde la entrañas para no verse involucrados con ese enjambre social que ya los ha denostado.
Aunque sea el hombre el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, es a su vez quien, exclusivamente, elige permanecer en el lugar más apropiado, aquel en que su diferencia resta disuelta en la soledad, sin alteridad con que lidiar.
incluyendo a los intraterrestres o siempre fue lo mismo, doctora? 😦
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No sé a qué te refieres con intraterrestres,sino es a terrícolas, y por supuessto hablo de ellos. Por cierto no soy doctora en nada, solo licenciada en Filosofía,….
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