Rastreando las huellas registradas en mi recodo interior, deslumbra la profundidad de algunas de ellas. Son destellos simultáneamente emitidos que producen fulgores en la mirada mental, por contrapuestas, oscuras y coloridas, incapaces de sintetizarse en un haz de luz congruente. Cada destello mata muriendo en su desvanecimiento, dejando tras de sí lo que ha sido: un centelleo benéfico o malévolo y destructor.
No toda luz ilumina, algunas desenfocan la mirada.