El daño infringido es proporcional al dolor que se manifiesta como sufrimiento, vivencia subjetiva, de ese mal recibido. Hay quien prefiere ser causa del daño que paciente dolorido, aunque a menudo una misteriosa justicia universal, devuelve lo dado en proporciones supinas, y esa posibilidad, siempre incierta, puede aliviar el sufrimiento – quizás sea venganza, o tal vez simple equidad-
Ya podría darse…
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