Presentir es instalarse en un futuro inmediato fantaseado, aunque nunca azarosa o arbitrariamente sino agitado por indicios constatados. Estrictamente, no obstante, no se puede pre-sentir, ya que si se siente, no se presiente. Así, lo que de facto nos sucede es que auguramos un suceso antes de que sobrevenga, a menudo, nocivo e indeseable, pero que origina en nosotros una desazón a causa de lo arraigada que se halla la creencia que justifica el presentimiento. Se asemeja a un mecanismo de defensa anticipatorio que nos alerta sobre peligros inminentes que desearíamos evitar. Lo que, tan solo, consigue prepararnos para aceptar y afrontar lo inevitable, cuando el presentir se ajusta a lo que finalmente sucede.
En algunos casos, esta intuición previa únicamente genera un padecer lo que no sucederá, y en este sentido irradiamos una angustia fútil e innecesaria. Hay quien de forma obsesiva presiente “catástrofes” vitales y en consecuencia vive una existencia falaz. Esta hiperbólica anticipación del mal deviene casi la única forma posible del suceder de los hechos y se acaba sufriendo por lo que es y lo que no-es, o sea, uno purga sí o sí.
Los mecanismos mentales ante la presencia de lo Otro se desarrollan en base a experiencias básicas de las que es muy costoso desprenderse, si es que se logra, pero en situaciones como la mencionada, exigen alguna estrategia que neutralice el fatalismo que impide vivir la realidad, y resistir cobijados en un perpetuo “por si acaso” que boicotea la capacidad de analizar, elegir y decidir. Todo nos sobreviene, nos pasa, como si fuésemos seres pasivos con la única posibilidad de soportar lo inexorable. Es una plasticidad adaptativa de sobrevivir, pero no de vivir.
¿Y qué pasa con aquellos presentimientos que se hacen realidad? Sin que los reclames. Sin estar alojados en el futuro ni desearlos.
Hay algunas personas que tienen una cierta capacidad para ver ciertas cosas que van a pasar, percepciones, quizás no una película completa pero sí escenas.
¿No te parece?
Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Sí,cierto. Estoy de acuerdo contigo y alguna experiencia de forma directa e indirecta he tenido de ese tipo. Lo que intentaba resaltar son esos presentimientos obsesivos que torpedean la mente continuamente y no dejan vivir el presente, que creo que son diferentes de las que tú hablas, y que reconozco como te decía. Gracias por leerme y comentar.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Claro, claro, una cosa es obsesión por una idea y otra es la del tipo premonitorio.
En general te leo porque lo que escribes me aporta y está muy bien escrito, sin faltas de ortografía ni de sintaxis, no sé si yo misma daré esa imagen.
Pero en otros blogs me cuesta leer porque un acento marca la diferencia.
Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Tus escritos son de calidad y es un gusto leerlos
Me gustaLe gusta a 1 persona
Viniendo de ti me siento muy halagada, gracias.
Un abrazo.
Me gustaMe gusta