El alma por su precariedad adolece de estrategias raudas de reparación. Serpentea, huidiza y esquiva, inhibiendo la identificación del mal que nos aqueja. Un mal controvertido si sopesamos la tesitura que nos zarandea al cuestionarnos su naturaleza. No es, necesaria ni exclusivamente, un acontecer externo. Tampoco una podredumbre urdida a voluntad. Entonces ¿qué es y de dónde procede esa malévola sierpe que nos desasosiega, angustia y anquilosa? Acaso mane de ausencias acuciantes, más que de presencias incontestables, que horadan lo más profundo de nuestro ser: esa exigencia de solidez para poder devenir un sujeto íntegro.
Me gusta esta reflexión. Hija de otro tiempo y de urgente comprensión en el tiempo que vivimos hoy: el mal que proviene de la ausencia, de la falta… quisiera sonarme a que del deseo provienen nuestros males. Otro buen punto es el reconocimiento de que en instancia última, no es el sistema (como agente externo) quien provoca el deseo o la ausencia en tu alma, sino que es uno mismo quien lo deja penetrar por falta de entereza y «solidez» de principios y valores.
No obstante, al margen de compartir esta percepción que nos transmites de una manera hermosa, sí que querría introducir un punto dialéctico sobre el que pareces tener una clara visión, pero en el que radica, en mi opinion, el verdadero mal que nos aqueja: La inconsciencia sobre tal ausencia y deseo.
Si a través de la reflexión logramos identificar si en esa ausencia o deseo hay virtud, o si por el contrario, de él emana el hedor de la podredumbre de la ambición, es la clave para cuidar la salud del alma. ¿Acaso no han sido el deseo y la ausencia las causas madre de las que nacen las inquietudes humanas que llevan a la búsqueda del crecimiento personal, la mejora de las condiciones de vida y a esa palabra tan bonita, hoy tan denostada, y con razón, que es la evolución?
Quizás le he dado otra lectura a tus palabras,sea como fuere, las encuentro inspiradoras y quería compartirlo. Gracias
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Gracias. Yo solo haría una diferencia entre deseo y querer, quizás por ahí alcancemos más luz. Aunque ambos a mi entender a menudo pueden contraponersse. Ainque a autores como Mill le pareciera inconcebible. Saludos y gracias por leerme
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