Una moneda liviana, lanzada galantemente al aire, marca el criterio para elegir entre dos alternativas, que como tales no pueden suceder simultáneamente. Semejante arbitrariedad o azar es asumida, sin oposición alguna, por los implicados en tan trascendente decisión.
Tras el vuelo vertical impulsado por una mano neutral y su posterior caída, unos festejan la cara visible de la moneda y, otros se desalientan por su infortunio. La suerte ha dicho su última palabra y a partir de esa simbólica elocución solo queda acatar el devenir.
Así hemos ordenado el tiempo, con cierta arbitrariedad. Aunque las estaciones naturales sirvieran como base para cierta percepción del repetido devenir, los calendarios fueron elaborados partiendo de una ignorancia supina de qué se estaba realmente regulando. Se pretendía, como propio de la naturaleza humana, ordenar para dominar un acontecer que aun se escapa plenamente a nuestra comprensión.
Troceado cíclicamente a merced de nuestras necesidades, el tiempo es un parámetro subjetivo útil y sosegador para los humanos porque nos proporciona la falaz sensación de que entendemos y controlamos ese transcurrir que, sin regularidad comprensible, nos desestabilizaría y condenaría al pavor de la ignorancia consciente.
De esta naturaleza es nuestra cultura: un constructo artificial que simbólicamente nos permite creer que habitamos un lugar seguro. Hasta que huracanes, tempestades y torrentes de lluvia destrozan la seguridad ingenuamente adquirida, arrasando y devastando cualquier artilugio con que se tropiezan en su envestida.
Ahí, nos auto-percibimos desnudos, ínfimos y semejantes a esos insectos que reventamos de un zapatazo. Acaso, porque nuestra consciencia y razón nos han dotado de ventajas que han contribuido al engreimiento y arrogancia, en lugar de ponerlas humildemente al servicio de la supervivencia de toda la especie.
Somos tan ignorantes que de las virtudes generamos daños dignos de castigo.
Sabias palabras…excelente reflexión.
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Gracias!!!!
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Humana necedad por aprisionar al caos…entenderlo es el pretexto…el miedo a la incertidumbre su verdadera motivación…. besos al vacío
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Reblogueó esto en Semiología de la Comunicación.
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Gracias!!!!
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Buenos días Ana, de nada. Buen día, cuidate.
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