SEREMOS TODOS, O NO SERÁ NINGUNO
Etiqueta: Virtud
Revisión de un artículo de 2016 Cuando el objetivo de nuestras vidas es la felicidad, una ansiedad nociva se ha disparado en nuestro interior. La existencia, como misterio que vamos aprehendiendo por la experiencia, no admite fines ulteriores que exigirían una comprensión nuclear de su naturaleza. En la medida en que forzamos un sentido vital
Una moneda liviana, lanzada galantemente al aire, marca el criterio para elegir entre dos alternativas, que como tales no pueden suceder simultáneamente. Semejante arbitrariedad o azar es asumida, sin oposición alguna, por los implicados en tan trascendente decisión. Tras el vuelo vertical impulsado por una mano neutral y su posterior caída, unos festejan la cara
La apatía estoica –el no padecimiento- estaba orientada a la indiferencia, ese estado en el que no se siente ni inclinación, ni repugnancia hacia cosa alguna, lo cual posibilitaba esa felicidad a la que podía aspirar el humano. Si obviamos el contexto en el que tuvo lugar esa forma de percibir la vida deseable, seguramente
Nos afanamos en la búsqueda de un algo que permanece oculto, encubierto o enmascarado con la nostalgia de un edén perdido, como si otrora hubiésemos habitado esos campos Elíseos a los que por meritocracia arribábamos. La cuita reside en identificar qué hemos devastado por la singladura vital para vernos desprovistos de ese colofón paradisiaco. Quizás,
Ser prudentes no es solo una virtud, sino una exigencia adaptativa consistente en preservar un cierto grado de sospecha vital. Porque quien tantea lo que le rodea, para ponderar lo que sucede, debe poseer la habilidad de dudar de lo verosímil y ejercer un intenso escrutinio sobre lo que se muestra diáfano. Esta perspicacia previene
La integridad según una de las acepciones que reconoce la RAE –que siempre puede ser un punto de partida- es la cualidad de quien es recto, probo, intachable. Dicho de otra manera, de aquel que ajusta sus principios morales a su hacer. Leyendo esta definición, una tiene la impresión de estarse trasladando a épocas pretéritas
La honestidad, virtud inherente a cualquier otra, no siempre es reconocida ni ponderada en el valor que posee. Exige un ingrediente de generosidad, autenticidad y descentramiento del yo, a fin de priorizar lo veraz por encima de cualquier interés particular. A menudo ser honesto perjudica, en la medida en que supone un desnudarse ante los
La dignidad con la que nacemos en calidad de humanos debe ser respetada por el resto de individuos de la especie. Sin embargo, ese derecho que se nos concede, de entrada, exige su reafirmación durante el periodo vital en la medida en que nuestras acciones refuercen ese merecimiento. Es, algo así, como si un derecho
Dilapidar al virtuoso es la estrategia clave de cualquier sistema. Las otras voces son verborrea corrupta sin legitimidad ni posibilidades de dañar el estatus quo. Lo triste es pensar ¿qué virtuoso ha sacrificado nuestro sistema? ¿Existía alguien con esa excelencia que cuestionaba la estructura y las falacias implícitas del sistema?