Entrada publicada en agosto de 2018, revisada.
Solo en el silencio murmuran los quejumbrosos gemidos de la orfandad de sentido. Acaso, sea el ruido la fuga más común de los que carecen incluso de conciencia del trágico desatino de existir. Neutralizando el estruendo aumentamos el riesgo de renunciar a ser, por ello entronizamos un sistema raudo, ligero y antídoto de cualquier atisbo de autoconciencia. Éramos animales que aspirábamos a ser ciborgs, habiendo mascado la tragedia de ser humanos. Ahora, somos las cenizas que no resurgirán. como el ave Fénix, sino que irán progresivamente quedando bajo tierra de nadie. Y seremos historia, rastros arqueológicos hallados quizás por otras especies posteriores que intentarán entender quiénes éramos. Aunque nosotros no lo hemos sabido nunca.
L’animal est louable s’il demeure en l’état qui est le sien. Peu cependant y résiste parce que devenu savant pour s’hommasser. L’homme lui est tellement imbu de sa nature qu’il est nul en matière de compréhension. Seul son avis a un sens. Pour ça il invente des tas de stratagèmes qui développent de manière effrayante sa conduite manipulatrice narcissique. Le phénomène colle à la décadence de son milieu en éradiquant toute les vertus. Ce qui fait disparaître toute notion de honte en allant jusqu’à générer de la fierté par malhonnêteté morale d’absence de conscience…
Alain
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