La caída

2 comentarios

Luchamos contra monstruos invisibles dando bandazos a ciegas. Contra endriagos y sus diversas naturalezas que ni, tan siquiera, podemos identificar. Lidiamos o creemos hacerlo. Tal vez solo persistimos ante tanto azote imprevisto.

Estemos batallando o subsistiendo, sea como fuere, revelamos nuestra idiosincrasia, nuestro carácter combativo, ese en el que fuimos educados; aunque desconozcamos al enemigo sostenemos la tensión de la contienda porque no cabe rendirse, ni reconocer la fragilidad y la impotencia.

¿Cómo es posible luchar sin saber contra qué o quién lo hacemos? No es viable; ni lingüísticamente porque sea por la transitividad del verbo o por su intransitividad, necesitamos algo o alguien para mantener la cruzada. Y, de facto, sin ver peligro alguno que nos acometa ¿por qué seguimos presos de la angustia y nos protegemos?

Quizás porque no lo vemos, pero lo experimentamos, y la mayor amenaza es la que sufrimos por lo inidentificable, ya que posee la ventaja de descuartizarnos sin poder preverlo.

Plural: 2 comentarios en “La caída”

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s