Al termino verdad, en su uso ordinario, le atribuimos el significado de correspondencia de lo que decimos con lo que ocurre, con los hechos –con la realidad afirmamos sin rigurosidad- Entiendo que es el único uso efectivo que puede dársele en la vida cotidiana, aunque quizás con la conciencia de que no es posible que ningún individuo dé cuenta de esa supuesta verdad. Y no hago esta aseveración estrictamente por objeciones filosóficas, ya que he admitido el sentido ordinario del término como el único viable en lo cotidiano. La imposibilidad hay que atribuirla a que las acciones que se acaban manifestando como hechos no son fácilmente explicables y, por ende, no es sencillo dar cuenta de la “verdad”.
Supongamos que un sujeto casado es infiel a su pareja. Esta lo descubre y se plantea la separación, ya que el compromiso matrimonial incluye la fidelidad entre los cónyuges y la otra parte lo ha roto. ¿Cuál es la verdad? ¿Que x ha sido infiel a Y? Esto sería una mera descripción de un hecho, pero la verdad sería algo más compleja de dirimir: que la relación de pareja es insatisfactoria, que x tiene un trastorno afectivo que le incapacita para la fidelidad, que nunca el matrimonio mantenía relaciones sexuales porque Y no se sentía capaz,…Las circunstancias personales y del entorno que contextualizan un hecho, así como la interpretación subjetiva de cada uno, conforman una constelación compleja que denominamos la verdad. Si intentando aseverar “verdades” realizamos un ejercicio aséptico solo obtendremos una relación de hechos concatenados, pero no podremos aproximarnos en lo más mínimo a lo que pudiera ser verídico.
Así, la verdad no puede ser agotada en un enunciado y ni tan siquiera en un conjunto de enunciados, aunque lo que pretendamos sea comunicar lo que ocurre en el mundo con el lenguaje ordinario. De esta forma cuando nos proponemos decir siempre la verdad, debemos preguntarnos ¿qué verdad? En ocasiones la respuesta será más simple, en otras quizás decir la verdad sea un ejercicio mucho más sofisticado e insondable del que nos habíamos imaginado.
La verdad no son los hechos que podemos constatar sin dificultad, si no aquella constelación -sucesos e interpretaciones de estos- que enmarca el acontecimiento y da cuenta de él.
¿La vedad? Depende el día de la semana….besos al vacío desde el vacío
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