Somos materia orgánica, cuerpos sometidos a la degeneración que les es propia, pero que se resisten a aceptarse como tales, finitos y contingentes. El trasfondo cultural en el que vivimos ha denostado lo contingente como algo banal y superfluo en oposición a lo necesario, este último como la manifestación de lo auténtico e incluso absoluto.
Etiqueta: Inmanencia
Si usamos el término necesario es su sentido estricto, la indagación referida es contingente. Ahora bien, si invertimos la pregunta inicial podríamos afirmar que, para el humano se hace necesaria esta investigación ya que constatada de manera inmediata la presencia de dolor y el sufrimiento, de manera más evidente que su contrario, nos urge entender
Decía Mainländer que: “la verdadera filosofía debe ser puramente inmanente, es decir, tanto su tema como su límite han de ser el mundo”[1], ya que no puede recurrirse a lo extramundano para explicarlo, pues dicha construcción se fundamentaría en lo no cognoscible ni justificable a su vez. Esta convicción haría las delicias de cualquier materialista


