“(…) Él decía (J.FY.Fréhaut) que el aumento del flujo de información en el seno de la sociedad era en sí, algo bueno. Que la libertad no era otra cosa que la posibilidad de establecer interconexiones variadas entre individuos, proyectos, organismos, servicios. Según él, la libertad máxima coincidía con el máximo número de elecciones posibles. En una metáfora que había tomado prestada a la mecánica de los sólidos, llamaba a estas elecciones grados de libertad.(…Pero) Si las relaciones humanas se vuelven progresivamente imposibles, es por esa multiplicación de los grados de libertad (…)”
Houellebecq, Ampliación del campo de batalla, Ed. Anagrama. Barcelona 2001
El crítico fragmento que presentamos se inicia aseverando que “el flujo de información en el seno de la sociedad era en sí, algo bueno”, cuestión harto discutible si nos ubicamos en una cultura relativista, por diversa, en la que los “en sí” se han difuminado, porque todo deviene en dialéctica con lo ajeno. Pero además, esto es supinamente evidente si, como en el texto, este calificativo se usa para referirse a algo “bueno en sí mismo”. Gran tesitura descifrar en una sociedad compleja la bondad per se de cosa alguna, cuando el relativismo ha azotado, sin juicio de valor al respecto, los fundamentos inamovibles de toda moral. No imagino la posibilidad de que haya sujeto tan iluminado como para disertar casi platónicamente del Bien en sí. Por ello Houellebecq muestra una afirmación, con la que se intuye está en desacuerdo, para proseguir con la perspectiva de su personaje que infiere que este flujo posibilita interconexiones, que no son sino un abanico de elecciones que manifiesta nuestros grados de libertad. Aquí, cabe cuestionar algo que, por dicho con mucha frecuencia, nadie negaría y es que la cantidad de información no implica conocimiento, aprehensión, captación de los mecanismos de funcionamiento del mundo y, por ende, debemos afirmar que sin conocimiento de la cosa, no hay posibilidad de elección –como querer reflexivo- ni libertad que valga. Así es que Fréhaut parece partir de una concepción ultraliberal en que el acceso a la información nos sitúa en la democracia de la igualdad de oportunidades. Desentendiéndose del punto de partida de cada individuo y de la capacidad de éste de transformar la información en conocimiento; y a partir de éste poder reflexionar con criterio para contemplando la variedad de opciones pueda tomarse una decisión lo más libre posible. Así es que contraviniendo lo sustentado por el personaje de la novela, la libertad no es el grado de elecciones posibles, sino permaneciendo en su contexto el grado de conocimiento sobre las elecciones posibles, y esta depende de una igualdad de oportunidades que no existe.
Además, parece como si robotizara esas conexiones entre individuos y las mercantilizara, porque la red sirve para eso, y esta multiplica las interacciones, como si las relaciones humanas pudieran reducirse a eso.
Por ello, al final del fragmento, Houellebecq oponiéndose a la verborrea de su interlocutor, establece que según su criterio la multiplicación de esos grados de libertad, en el sentido definido por su personaje, es lo que hacen imposible las relaciones humanas. Y esto, coincidiendo con el autor, porque es un exceso de conexiones de corte utilitarista y superficial, sin profundidad humana alguna, que pervierte lo que debería ser una auténtica relación humana. Es decir, un tú a tú en persona, con contacto físico del tipo que sea si procede, y una comunicación desde lo íntimo y auténtico que solo tiene lugar allí donde el otro es alguien con valor en sí mismo y con conocimiento de lo nítidamente humano que brota de la emoción y de la comprensión.
Lo expuesto no es más que un botón de muestra del calado de la obra de Houellebecq que es, a mi juicio, uno de los autores imprescindibles de la sociedad contemporánea.
¡interesante!
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Gracias!
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